El GP de Japón disputado en el circuito de Suzuka ha sido el más movido del año en cuanto a incidentes. Ya tuvimos la primera novedad el sábado, cuando una torrencial lluvia impedía la celebración de la sesión de calificación a pesar de haber sido pospuesta por dos veces. Y el domingo nos desayunamos con una incomprensible salida de pista fortísima del Virgin de Di Grassi en la vuelta de formación de la parrilla, que dejaba su monoplaza completamente destrozado e imposibilitado de tomar la salida. Y por fin en carrera hemos visto cómo dos monoplazas (Kubica y Rosberg) perdían una de sus ruedas traseras sin razón aparente. Si a ello unimos un buen puñado de maniobras de adelantamiento, una acertada propuesta de estrategias diferentes montando de salida neumáticos duros (Kobayashi y Button) y una accidentada salida con varios monoplazas cruzando la pista virtualmente sin control en medio del pelotón (Petrov y Massa) , tenemos como resultado un GP espectacular para el aficionado a pesar de que el podio se definiera ya desde la retirada del coche de seguridad en las primeras vueltas.
En este primer artículo de análisis voy a tratar de desgranar las claves de lo sucedido en carrera desde el punto de vista de las mecánicas y las estrategias, dejando de lado los aciertos y errores de los pilotos, que tendrán su propio artículo mañana. Ya con la vista puesta en el final de campeonato, parece que la competencia entre los equipos se ha concentrado en tríos: el trío que pugna por la corona (Red Bull, Ferrari y McLaren), el trío de la aristocracia (Mercedes, Renault y Williams), el trío de la clase media (Sauber, Toro Rosso y Force India) y finalmente el trío de los nuevos (Lotus, Virgin e Hispania). Así las cosas entre los constructores, algunos pilotos (Kubica y Kobayashi) están pidiendo a gritos mejores mecánicas que les permitieran luchar en el escalón superior del que ahora ocupan, mientras otros (Massa y Petrov) parecen no estar a la altura de sus monoplazas en este final de temporada.