"Mi trabajo es ganar el campeonato del mundo, mi trabajo no es que la gente me quiera y me abrace," solía decir un famoso jefe de equipo, cuya línea editorial parece muy alejada de la marcada por Dietrich Mateschitz, que ha asegurado que preferirá perder el campeonato de pilotos a ganarlo por dar una orden de equipo.
Cualquiera que conozca la historia del hombre que comercializó una bebida que causaba furor en Hong Kong sabe que la visión empresarial de Red Bull pasa por el marketing y la consolidación de una imagen fresca y rompedora dirigida a jóvenes que apenas sabrían enumerar los componentes del jarabe.