Tras acudir a la sede de Red Bull en Austria, la fábrica del equipo en Milton Keynes y ponerse al volante de su monoplaza para tener la primera toma de contacto con los neumáticos, Sebastian Vettel ha acudido a Heppenheim para ser homenajeado por sus paisanos.
"En este momento me siento un poco confundido. Me he quedado casi sin voz. No creí que fuera a haber tanta gente aquí," sonrió el campeón, frente a una plaza en la que había 50.000 personas, el doble de la población de la pequeña localidad alemana.