Jim Clark murió joven. Apenas superó las setenta carreras de Fórmula 1 y siempre quedará la duda de qué pudo haber sido si la mala fortuna y aquel accidente de Hockenheim al volante de un F2 nunca se hubieran cruzando en su camino. A pesar de tener sólo dos títulos, muchos le consideran el más grande de siempre.
Quizá si sólo hubiera competido en Fórmula 1, algo que hubiera resultado extraño en aquella época, hubiera podido disfrutar de más éxito estadístico, pero sin competir en tan diversas competiciones, se plantea otra duda, ¿hubiera sido el bueno de Jim tan grande como fue? ¿Y tan feliz como era?