Tras la demolición de las gradas y los boxes, el jefe de Red Bull, Dietrich Mateschitzse, presentó un proyecto de 800 millones de dólares para una nueva reforma del trazado. Pero después de una reunión con los inversores potenciales, entre ellos los propietarios Red Bull, el gobernador austríaco Franz Voves anunció que dicho proyecto no era factible y fue abandonado.
En cambio, el concejal de economía de Estiria, Christian Buchmann, dice ahora que una revisión del proyecto a pequeña escala todavía es posible, y Red Bull se ha ofrecido a devolver el circuito a su condición original.