El expresidente de la FIA Max Mosley no tardó en sumarse a las primeras voces críticas tras la decisión tomada por el Consejo Mundial de los Deportes de Motor de restablecer el Gran Premio de Baréin en el calendario de la temporada 2011, a pesar de la delicada situación en la que todavía se encuentra el país del Golfo Pérsico.
En una columna publicada en la versión digital de 'The Telegraph', el británico calificó de errónea la susodicha decisión y aseguró que, de disputarse finalmente la carrera, la Fórmula 1 pagará las consecuencias, ya que el evento será "utilizado como una herramienta del gobierno para camuflar sus acciones", y por tanto, la F1 "compartirá la culpabilidad del régimen."
Mosley comenzó explicando las razones por las que un organismo deportivo debe mantenerse al margen de la política e incluso pasar por alto violaciones de los derechos humanos, pues de no ser así, afirma, habría un gran número de países donde no se podrían celebrar competiciones deportivas. Además, argumentó que existen competiciones que se disputan en territorios hostiles y que sirven para, en cierto modo, unificar dos comunidades en conflicto: "La política se debe dejar a los políticos. Un administrador deportivo es elegido para dirigir un deporte. Si el deporte tiene una función política, es la de reunir grupos y facciones que de otra forma estarían en desacuerdo."
"El deporte de motor tiene muchos ejemplos de ello: un rally del Campeonato del Mundo que cruza la frontera de Irlanda con el apoyo de ambas comunidades; rallies en Líbano que producen una tregua temporal durante la guerra civil; una historia similar hace unos años en los Balcanes; hay incluso presencia Israelí en el Campeonato de Rally de Oriente Medio aunque, por razones comprensibles, no sea obvio."
"La Fórmula 1 compartirá la culpabilidad del régimen"
Sin embargo, quiso dejar claro que el caso en cuestión no tiene nada que ver con estos ejemplos, pues la disputa del Gran Premio bareiní supondría una ayuda al régimen opresor: "Se afirmará que restablecer la carrera de Fórmula 1 en Baréin es beneficioso. Uniría a las comunidades chiítas y sunitas, juntando las facciones en guerra como parte de un proceso de reconciliación. Se nos contará que albergar el Gran Premio en octubre demostrará que, una vez más, Baréin es un país feliz lleno de paz."
"Sin duda, la línea debe trazarse cuando un evento deportivo no es mero entretenimiento en un país lejos de ser perfecto, sino que se está utilizando por un régimen opresor para camuflar sus acciones. Si un deporte acepta este papel, se convierte en una herramienta de gobierno. Si la Fórmula 1 se permite ser utilizada de este modo en Baréin, compartirá la culpabilidad del régimen del mismo modo que si hubiese ayudado a brutalizar a los manifestantes desarmados."
Mosley recuerda a continuación que lo que empezó como una protesta pacífica se fue convirtiendo en una "brutal represión" con la intención de aplastar toda oposición con el uso de la fuerza bruta. "Después de haber llevado a cabo estos terribles actos, el gobierno de Baréin quiere limpiar su imagen. Ahí es donde entra en juego el Gran Premio. Disputando la carrera esperan mostrar al mundo que los problemas eran sólo una dificultad pequeña y temporal, y que ahora todo ha vuelto a la normalidad."
"Aceptando correr allí, la Fórmula 1 se convierte en cómplice de lo sucedido. Se convierte en uno de los instrumentos de represión del gobierno de Baréin. La decisión de celebrar la carrera es un error que no será olvidado y, si no se revierte, le costará caro a la Fórmula 1", concluyó.