ANÁLISIS DEL PROTOCOLO

GP de Mónaco 2011: Las normas de protocolo, una a una

Analizamos las normas de protocolo que rigen la ceremonia de entrega de premios en Mónaco, junto con el comportamiento de los pilotos.

Redacción 7 de Junio 2011 03:40

Tras escribir el artículo dedicado al análisis reglamentario de las polémicas que vimos en el GP de Mónaco, me dí cuenta de que me había dejado una parte no demasiado importante pero sí muy peculiar y característica de la carrera disputada en el circuito urbano de Montecarlo, la relativa al especialísimo protocolo que rige la ceremonia de entrega de premios en el Principado, único en todo el Mundial y completamente diferente del aplicable en cualquier otra carrera. De hecho, el apéndice 3 del Reglamento Deportivo de la F1, dedicado a la Ceremonia del Podio, encabeza su punto nº11 con la clarificadora mención "Podium Protocol (except for Monaco)"; en el Principado el protocolo de la entrega de premios lo marca no el Reglamento de la F1 sino la Casa Real Monegasca.

La razón es puramente histórica; la Casa Real de los Grimaldi siempre ha estado muy vinculada al GP de Mónaco de F1, desde sus primeros tiempos. Hoy en dia es fácil ver a otros Jefes de Estado entregando su premio al vencedor de un GP de F1, incluso en España o en los países árabes es habitual que sean miembros de las Casas Reales reinantes quienes lo entreguen, pero esto no ha sido siempre así; sólo en Mónaco ha sido tradición, desde los primeros albores de la F1, que el Príncipe de Mónaco presida la carrera y haga entrega de los premios a su terminación. Por ello, también es tradicional que desde los primeros tiempos de la F1 la ceremonia de entrega de premios en Mónaco queda bajo la jurisdicción de la Casa Real de los Grimaldi y no bajo la de la FIA.

Y por supuesto el resultado final es una ceremonia completamente diferente de las habituales, en la que curiosamente los pilotos se sienten extraños y suelen cometer fallos graves de protocolo, que son salvados con simpatía y naturalidad por la familia real monegasca. En atención a esta curiosidad escribo hoy este artículo, para todos aquellos aficionados a los entresijos de la F1 y a su historia, con una cierta dosis de humor. Espero que os guste.

.- Las peculiaridades de la entrega de premios en Mónaco

Comencemos por el principio; el GP de Mónaco está presidido tradicionalmente por uno o varios miembros de la Familia Real Monegasca. En esta ocasión presidieron la carrera el Príncipe Alberto, soberano del Principado, en compañía de su sobrina Carlota Casiraghi, y de su prometida Charlene Wittstock. Conviene señalar que el único que goza de título nobiliario es Alberto, Príncipe de Mónaco, pues tanto Carlota como Charlene son miembros de la Corte pero sin título; Carlota no es Princesa de Mónaco al serlo su madre Carolina y su tía Estefanía, mientras que Charlene lo será tras su matrimonio en breves fechas con Alberto. La diferencia es importante, pues no tiene el mismo rango un Príncipe que una cortesana, debiendo ser cumplimentados de forma distinta uno y otras.

En Mónaco no hay podio, entendiendo por tal una plataforma escalonada en la que se situan los pilotos para recibir sus trofeos. Sería impensable que un Monarca entregara un premio a un deportista situado en un escalón por encima de él. En Mónaco hay estrado, plataforma elevada en la que se coloca el Príncipe y sus acompañantes, a la que acceden los pilotos premiados uno a uno a recibir su premio, y que inmediatamente deben abandonar para continuar la ceremonia desde un escenario situado un escalón por debajo del estrado.

Los pilotos acceden al estrado de uno en uno, son ellos los que se acercan al Príncipe a recibir su trofeo, a diferencia del resto de carreras en las que son los mandatarios los que se acercan al podio a entregárselo a los pilotos. Una vez en el estrado cumplimentan a los miembros de la Familia Real, muestran su trofeo e inmediatamente descienden del estrado al escenario, quedándose el Príncipe y sus acompañantes en el estrado para recibir al próximo piloto. Está claro que en la ceremonia los personajes más importantes son el Príncipe y su familia, no los pilotos, y por ello permanecen siempre en un plano superior.

Por deferencia al Soberano, en Mónaco es el único GP en el que el representante del equipo ganador que recibe en premio al monoplaza vencedor es siempre el jefe de equipo, no pudiendo delegar este honor en cualquier otro miembro de la escudería como se puede ver habitualmente en otras carreras. Por tanto, al ser un Red Bull el monoplaza vencedor es obligado que sea Christian Horner quien suba a recibir el premio, no pudiendo hacerlo por ejemplo Adrian Newey, como hemos visto en algunas otras ocasiones.

Por supuesto, ni en el estrado ni en el escenario hay ningún tipo de publicidad, ni azafatas de ninguna marca comercial; las únicas personas que figuran protocolariamente, siempre debajo del estrado y del escenario, son dos miembros de la Guardia Real del Principado, que rendirán honores a los himnos nacionales del piloto y equipo ganador saludando militarmente durante su ejecución. Tampoco se permite la presencia ni de cámaras de TV ni de fotógrafos, aunque esa norma es común al resto de carreras del Mundial.

Como reminiscencia del pasado, los monoplazas de los tres pilotos premiados se estacionan debajo del escenario, a la antigua usanza, no entrando directamente al parque cerrado tras la carrera. El personal de los equipos y público en general no podrá colocarse delante del escenario, espacio que quedará protegido por el personal del circuito y reservado para los monoplazas. La ceremonia del champagne tiene lugar una vez los pilotos han descendido del escenario, y por supuesto está totalmente prohibido involucrar en dicha ceremonia a los miembros de la Familia Real.

Por último, una vez concluida la ceremonia, los premiados abandonan la zona del escenario en dos coches de la organización, que les acercaran a sus respectivos garajes; en uno de ellos irán el piloto ganador y su jefe de equipo, mientras que en el otro se colocarán el segundo y tercer clasificado.

.- El comportamiento de los pilotos

Hasta aquí las normas de protocolo establecidas; veamos ahora el comportamiento de los pilotos en un entorno extraño para ellos y al que no están acostumbrados. En la imagen superior vemos el momento en el que está sonando el himno de Alemania en honor a Vettel, y podemos apreciar al Príncipe Alberto y a sus acompañantes por encima de los pilotos, mientras los dos Guardias Reales saludan militarmente en honor del vencedor. Momento culminante de la ceremonia en el que parece que todo ha salido a la perfección, pero si analizamos más en detalle lo acontecido veremos algunos fallos evidentes de protocolo.

Veamos en primer lugar el saludo de Sebastian Vettel al Príncipe Alberto en el momento de recoger su trofeo; en la imagen inferior podemos observar al piloto alemán cogiendo con sus dos manos la del Monarca en presencia de Carlota. Nunca, nunca, nunca es permitido saludar a un Soberano agarrando con las dos manos su mano derecha, más allá del feo detalle de agarrarlas hacia arriba en lugar de hacia abajo, como si de un colega se tratara. Exceso de confianza por parte de Vettel que es recibido, eso sí, con una sonrisa por parte del Príncipe Alberto.

Vayamos ahora al otro extremo y fijémonos en Fernando Alonso cumplimentando al Príncipe; el piloto español realiza un reverencia, inclinando el torso al tiempo que con su mano derecha estrecha la del Soberano mientras coloca su mano izquierda en la espalda. Saludo correcto... si estuviéramos ante una Princesa y no ante un Príncipe. La forma correcta de saludar a un Príncipe es con el cuerpo erguido, podríamos equipararlo a la posición militar de firme, alargando la mano derecha para estrechar la del Soberano, al tiempo que se inclina la cabeza con un movimiento del cuello y solo del cuello, lo que usualmente llamamos dar la cabezada. Nótese cómo el Príncipe, buen conocedor del protocolo, intenta evitar la reverencia colocando su mano en el hombro del español, con gesto un tanto contrariado.

Pasemos ahora a la forma correcta de saludar a las damas. Como hemos dicho anteriormente, ni Carlota ni Charlene gozan de la condición de Princesas de Mónaco, lo que permite un protocolo menos riguroso en la forma de cumplimentarlas. Así vimos cómo tanto Vettel como Button saludaron a Carlota con dos besos en la mejilla, aceptables, pero fijémonos ahora en el saludo del alemán a Charlene. En la foto siguiente podemos ver al piloto colocar la cara para que sea la dama la que junte sus mejillas a las suyas, pero Charlene, quizás poco ducha aún en estos menesteres, abraza someramente a Vettel, quien con todo permanece erguido. Buena reacción aquí del piloto y excesiva confianza por parte de la futura Princesa, aunque llevaría en su pecado la penitencia en breve.

Jenson Button llega a cumplimentar a Charlene tras haber saludado con dos besos a Carlota y con un apretón de manos al Príncipe. El saludo a Carlota fue correcto, permaneciendo erguido y colocando simplemente su cara para que la hija de Carolina de Mónaco se la besara; saludo correcto por parte del inglés, que además había recibido su premio de Carlota y la cumplimentó correctamente, como vemos en la imagen inferior. Nótese que Carlota, como suelen hacer las Princesas de Mónaco en estas ocasiones, luce un bonito vestido con los colores de la bandera monegasca, el rojo y el blanco

Quizás animado por su éxito con Carlota y tras haber podido apreciar en la distancia la maniobra previa de Vettel, en su saludo a Charlene Button decidió tirarse a fondo. Véase en la fotografía inferior como el inglés aprovecha que la prometida del Príncipe abre sus brazos para recibirle y se lanza a abrazarla, llegando a apoyar su cabeza sobre el hombro de la dama. Mal, muy mal por parte de Button; no es ya una cuestión de protocolo sino de simple educación. Tras más de dos horas en un monoplaza, conduciendo bajo presión en el difícil circuito de Montecarlo, juntar tu sudado cuerpo con el de una señorita es sencillamente inaceptable. Lo menos que puede pasar es que Charlene conservara durante varias horas el penetrante aroma masculino del sudor de Button en su cuello, y no sería extraño que al deshacer el abrazo la bella australiana quedara en condiciones de participar en un concurso de Miss Camiseta Mojada.

En cuanto a saludos a las damas se refiere, el mejor sin ninguna duda fue el de Fernando Alonso a Carlota. Nótese en la imagen cómo el español se mantiene a una prudente distancia de la dama, que alarga su mano hacia el piloto. Gentilmente Fernando no agarra la mano de Carlota, sino que suavemente coloca la suya por debajo, simplemente sosteniéndola, e inclina un poco su cabeza en ademán de besarla. Exquisito y elegante saludo del piloto español ante la complacida y aprobadora mirada del Príncipe Alberto.

Terminados los saludos y una vez sonaron los himnos nacionales correspondientes, los pilotos son invitados a bajar del escenario por el Jefe de Protocolo de la Casa Real Monegasca para dar inicio a la ceremonia del champagne. En la foto vemos cómo esta persona ofrece la botella a Alonso, pero abajo del escenario; también vemos cómo, de forma inapropiada aunque inocente, Vettel bromea con la Familia Real haciendo ademán de enchufarles con el chorro que saldrá en breves instantes de la botella, quizás anunciando lo que vendría después.

Ya fuera del escenario, los pilotos dan rienda suelta a su alegría esparciendo el champagne a presión entre los miembros de sus equipos. Afortunadamente el amago de Vettel de mojar con champagne a la Familia Real Monegasca quedó en eso, pero sin embargo el travieso piloto alemán no pudo evitar el impulso de regar al Guardia Real, como vemos en la imagen inferior. Feo detalle de Vettel, aprovecharse de que el Guardia Real ni va a pestañear en honor a su disciplina. Entiendo que hacer algo así es el sueño de cualquier niño de 8 años, pero Vettel ya hace tiempo que se afeita la barba como para caer en una travesura de este tipo.

Y ya para terminar esta serie de gazapos en el protocolo, una maniobra correcta por parte de Button, aunque quizás poco caballerosa y nada acorde con el aspecto de gentleman del inglés. Una vez montado en el coche que debía devolverle a su garaje en compañía de Alonso, apareció junto al vehículo su novia Jessica Michibata, con ánimo de felicitarle. En la imagen inferior vemos cómo Jenson accede a darle un beso a su novia a través de la ventanilla del automóvil, pero en ningún caso le ofrece subirse con ellos para evitar a la chica la larga caminata de vuelta a boxes. Hay que recordar que a diferencia de otros circuitos en que existe una comunicación directa entre los boxes y la parrilla de salida, en Mónaco no existe esta comunicación, accediéndose a la calle de garajes sólo por los carriles de entrada y salida desde la pista, por lo que el paseo es considerable. Curioso que Button deje a su novia en tierra, pero no suelte la botella de champagne. "¡Sayonara, baby!"

Nota: Desde F1aldía queremos agradecer a PJTierney la cesión de sus carteles para encabezar nuestros artículos de análisis de los GP.

En esta noticia