La Fórmula 1 tuvo muchos problemas hace algunos años antes de que CVC adquiriera los derechos comerciales del deporte.
Esto es lo que apunta Donald Mackenzie, que el pasado lunes testificó en Munich durante el juicio sobre corrupción que se le hizo al antiguo banquero de F1 Gerhard Gribkowsky.
Un milagro del cielo
Gribkowsky, antiguamente encargado del accionariado del banco Bayern LB en la F1, está acusado de aceptar grandes sobornos por parte del mandamás de la F1, Bernie Ecclestone. Este último afirma que Gribkowsky le estafó sutilmente sobre sus tasas personales.
Mackenzie, socio ejecutivo de CVC, apunta: "La F1 tuvo muchos problemas en esa época, hasta el punto de que los equipos amenazaron con abandonarla. Éramos los únicos de un pequeño grupo de empresas que podíamos comprar los derechos, así que lo que hicimos llegó como un regalo del cielo".
Además, Mackenzie dijo al Financial Times que "fue una inversión muy arriesgada" para CVC, una de las cinco gestoras de fondos de todo el mundo. Tal era la situación que los equipos amenazaron a la FIA con formar su propio campeonato. "Por eso era tan importante tener de nuestro lado a Bernie Ecclestone", explica Mackenzie.