Lo que muchos estábamos esperando desde principio de temporada puede que se produzca este fin de semana.
Una pista, 22 monoplazas, más de 100.000 aficcionados, 66 vueltas, lluvia, todo esto sin control de tracción ni otro tipo de ayudas electrónicas y además en casa. ¿Qué más se puede pedir?
El GP de España puede convertirse en el primero de la temporada 2008 en el que los pilotos tengan que demostrar lo que realmente valen al volante de sus coches, si finalmente el agua hace su aparición.