El estatus de la Fórmula 1 ha cambiado en las últimas semanas y ahora es Red Bull el equipo a batir. La gran ventaja con la que contaba Fernando Alonso se esfumó y Corea ha dado como resultado un nuevo líder: Sebastian Vettel.
El RB8 de Red Bull inició la temporada con un déficit aerodinámico que le hizo sufrir en las primeras carreras. Sin ir más lejos, en el Gran Premio de España -paradigma de la eficiencia aerodinámica-, Mark Webber no pudo pasar a la Q3 y Sebastian Vettel calificó en una discreta octava plaza, terminando la carrera sexto a más de un minuto del vencedor de aquella prueba: Pastor Maldonado.
Pero, cinco meses después, Red Bull lidera ambos campeonatos y demuestra una supremacía en los circuitos equiparables al de aquel Gran Premio de España. Y que nos recuerda a la temporada pasada. En Suzuka Sebastian Vettel fue inalcanzable y, en Yeongam, las sensaciones fueron muy similares.
Ferrari bien, Red Bull mejor
Seguramente no sea justo analizar los dos últimos Grandes Premios resaltando el déficit de Ferrari en lugar del mérito de Red Bull, especialmente tras confirmarse que los italianos han conseguido batir a McLaren con relativa claridad. Pero el trabajo realizado por Newey y compañía ha sido sobresaliente, eliminando sus hasta ahora crónicos problemas de subviraje y velocidad punta y reforzando su rendimiento en calificación con la introducción del DRS-Duct y un paquete aerodinámico mucho más eficiente. Algo que pudimos comprobar en todos y cada uno de los sectores del circuito coreano.
Yeongam cuenta con un sector muy rápido y sencillo, el primero, en el que la velocidad punta y la tracción en la primera curva lo son todo. En ese sector, a priori el punto débil del RB8, tanto Vettel como Webber se defendieron a la perfección, llegando incluso a marcar los mejores parciales durante algunas fases del fin de semana. En el caso de los sectores dos y tres, la diferencia fue, en ocasiones, escandalosa, llegando a contar con cerca de medio segundo de margen en el último de ellos, de apenas 20 segundos de duración total. O lo que es lo mismo: el RB8 es el nuevo referente en a la hora de traducir el flujo aerodinámico en tiempos por vuelta.
Que el claro favorito de aquí a final de año es Sebastian Vettel es obvio, pero también lo es que no podemos dar por seguro nada en una temporada tan compleja como la que estamos viviendo. Ferrari, a pesar de todo, ha arrebatado el segundo puesto en la clasificación de constructores a McLaren y se perfila como el primer equipo dispuesto a plantar cara a Red Bull. Todo ello coincide con el resurgimiento de Felipe Massa, que ha ganado confianza con la llegada de mejores resultados y, según él mismo, por fin ha empezado a comprender cómo sacar partido de los neumáticos. Ya se da por firmada su renovación y, por primera vez este año, mostró un rendimiento superior al de Fernando Alonso con un ritmo de carrera muy competitivo.
Hamilton, 'heroico'
Pero, aunque pueda parecer algo sorprendente, es muy posible que el premio honorífico al mejor piloto de la carrera deba recaer en Lewis Hamilton, que tuvo que hacer frente a una rotura en la barra estabilizadora trasera desde la vuelta 18. Como consecuencia de ello, el coche daba bandazos en las rectas y devoraba los neumáticos, obligando al inglés a realizar tres paradas. Para colmo, a pocas vueltas del final un trozo de astroturf (lona verde que rodea los pianos exteriores de muchos circuitos del mundial) se enganchó en el lateral derecho de su monoplaza, haciéndolo aún más complicado de pilotar. Hamilton no se rindió y terminó arañando el que, según Martin Whitmarsh, fue el punto "más heroico de la historia de McLaren".
Buen entrenamiento para lo que podría esperarle en Mercedes desde 2013.