Aunque Williams tan sólo ha mejorado una posición en el Campeonato en relación con la que fue la peor temporada de su historia en 2011, la sensación es que estos dos años han supuesto un punto de inflexión necesario en la mítica escudería británica. Un equipo que ha sabido romper estigmas y dar entrada a savia nueva en la figura de Toto Wolff, un apasionado de las carreras y la entrada de varios ingenieros de perfil como Mike Coughlan y Mark Gillan que han producido sin lugar a dudas el mejor monoplaza de la escudería desde sus años con BMW. Atrás quedaron los tiempos de Sam Michael y Adam Parr, la nueva Williams vuelve a ser un auténtico equipo de carreras pero sin comprometer su economía, en recuperación pese a la situación económica global.
Sin embargo, no se puede negar que el sabor con el que Williams termina esta temporada no sea agridulce. Dulce por la sensacional victoria de Pastor Maldonado en Barcelona y el buen rendimiento del FW34 en buena parte de los Grandes Premios de la temporada, ejerciendo de 'outsider' en circuitos urbanos como Mónaco o Singapur pero también en permanentes como Abu Dabi o Alemania. En el aspecto negativo queda la inconsistencia de la escudería que no ha permitido rentabilizar el potencial del coche en puntos: sumando los errores de sus pilotos y los problemas de fiabilidad, más de un centenar de puntos se han esfumado por el camino. Demasiado para un equipo que debe estar llamado a no fallar para aprovechar los despistes de los grandes.
Williams en números
Pastor Maldonado
Que Pastor Maldonado es uno de los pilotos más rápidos y con mayor talento de toda la parrilla de Fórmula 1 es algo innegable: quien no supiera de la calidad del venezolano le ha visto en este 2012 manejar la presión de Fernando Alonso para ganar en Barcelona y colarse 13 veces entre los diez primeros en clasificación. Pero tan cierto como eso es que estamos ante un piloto tan capaz de realizar una vuelta de clasificación perfecta como de tirar por la borda un buen resultado por no ser capaz de pensar en carrera. Un exceso de agresividad que resulta muy perjudicial para sus opciones en la actual Fórmula 1.
Y es que un error se traduce en dos Grandes Premios marcados: el actual y el siguiente si la acción conlleva una sanción en la parrilla de la siguiente carrera, como parece que ha sido norma para Pastor por parte de los comisarios en 2012. De esto pareció aprender Maldonado en esta segunda mitad de temporada, cuando brilló en Singapur hasta que su FW34 sufrió un problema hidráulico y se ganó un puesto en el podio de Abu Dabi que se quedó en el camino por problemas en el KERS. Un par de demostraciones que dejan claro que el hombre de Williams, tal vez, haya dado un paso más hacia una futura madurez.
Pastor en números
Bruno Senna
Inconsistencia. La palabra que definiría la carrera de Bruno Senna en Fórmula 1 con tres equipos en sus tres primeros años se podría aplicar a su temporada con Williams y, si me apuran, a la mayor parte de Grandes Premios de la temporada. Quedarse fuera de 15 sesiones libres durante el año no fue una ayuda para mejorar su rendimiento en clasificación, el gran lastre que le ha acompañado durante la temporada. En las carreras en las que calificó delante, Bruno siempre logró puntuar con cierta facilidad tratando de hacer del error, virtud.
El brasileño se olvidó de reglar el monoplaza para mejorar los sábados y se centró en preparar la carrera, asumiendo el enorme riesgo inherente a salir desde atrás: tener que lidiar con el tráfico, saber cuándo arriesgar y cuándo conservar para hacer una estrategia efectiva y sufrir el terrible síndrome de la primera curva. Cualquier piloto con una formación tradicional podría salir indemne de este reto, pero para un piloto con una preparación de base inexistente como Bruno, la historia terminó mal en demasiados Grandes Premios de 2012.
Bruno en números
Cara a cara
Clasificación: 18-2
Carrera: 7-9
Vuelta rápida: 11-7