Uno de los equipos que más y mejores progresos ha realizado en esta temporada ha sido Lotus, obligados a resurgir de sus cenizas tras un 2011 que empezaron muy bien y que terminó de forma horrorosa para ellos. El fichaje de todo un campeón consagrado como Kimi Räikkönen tuvo una gran influencia en el enfoque de la temporada desde el primer al último Gran Premio, y con el ascenso de Romain Grosjean tras hacerse con el título de la GP2, parecía que no tendrían problemas en lo referente a la calidad de sus pilotos.
La temporada dio inicio con polémica en torno al DRS-Duct de Mercedes, artilugio que en Enstone no consideraban legal y al que la FIA terminó dando el visto bueno definitivo tras recibir su protesta formal. En Australia se confirmaron las buenas sensaciones del nuevo E20 cuando Grosjean obtuvo el tercer puesto en la clasificación, así como con la remontada de Kimi en la carrera del domingo. Pero fue en Baréin donde definitivamente quedó claro el verdadero potencial del monoplaza, en una carrera que perfectamente pudo haber supuesto su primer triunfo, pero que se quedó en un nada despreciable doble podio que despertó el hambre de victoria de los miembros del equipo. Bajo unas temperaturas elevadas, el E20 mostraba su mejor cara y suponía una clara amenaza para todos sus rivales, pero pese a que los podios continuaron llegando, el primer escalón se les seguía resistiendo.
En Hungría volvieron a tener una oportunidad de oro que no consiguieron aprovechar, y desde ese momento la victoria pasó a ser algo más que un objetivo para los de Enstone, era ya una obsesión. Desde Bélgica, con Kimi metido en la lucha por el título de pilotos, el equipo dejó claro que no escatimarían esfuerzos en mantener al finlandés entre los mejores, por lo que continuaron trabajando de lleno en el coche introduciendo evoluciones de forma constante e intentando no quedarse descolgados de los todopoderosos Red Bull, Ferrari y McLaren, quienes empezaban a imponer su ley en la recta final de la temporada. Trataron de adaptar a su monoplaza el concepto del DRS-Duct, pero tras varias pruebas tuvieron que descartarlo, centrándose en otras áreas de mayor prioridad. Los resultados dejaron de ser suficientemente buenos como para seguir con opciones en un mundial de pilotos que poco a poco se fue escapando de las manos de Räikkönen. Fue entonces, en el momento en que a Lotus se le empezaba a hacer de noche, cuando llegó la mayor alegría del año bajo la luz artificial de Abu Dabi. El triunfo de Kimi en Yas Marina supuso una enorme sensación de alivio en el seno del equipo, como el propio Eric Boullier destacaba ese mismo día, afirmando que "es un resultado muy merecido y un premio enorme para el equipo". Un premio fruto del trabajo, la tenacidad, y el no querer rendirse en busca de un objetivo común que sólo los mejores consiguen alcanzar.
Lotus en números
Kimi Räikkönen
El campeón del mundo de 2007 regresaba a la Fórmula 1 de la mano de Lotus, en lo que fue una de las grandes noticias de la pretemporada, y el equipo se volcó en darle el mejor material posible para que pudiese pelear en el lugar que le corresponde. El inicio no fue nada bueno, quedándose fuera en la Q1 de Australia y siendo víctima de un error estratégico que le impidió puntuar en China, pero todo cambió en Baréin con unas temperaturas más elevadas. En Sakhir dispuso de su primera opción clara de victoria, pero se tuvo que conformar con el segundo puesto al no poder batir a Vettel. Nunca satisfecho con sus resultados, y entonando el "podría haber sido mejor", centró su punto de mira en que tanto él como su equipo volviesen a lo más alto.
Todo lo que no fuese una victoria parecía dejar un mal sabor de boca al finlandés, pese a continuar cosechando podios. En Hungaroring se vivió casi una réplica de lo ocurrido en Baréin y nuevamente tuvo que dar su brazo a torcer, esta vez en favor de Lewis Hamilton. El podio de Bélgica, con el abandono de dos candidatos al título, le dejaba en una buena posición en el mundial a la espera de que llegase al fin la ansiada victoria. Nadie cejó en su empeño por alcanzar ese objetivo, pero la estabilización de los grandes equipos en la parte alta de la parrilla complicaba las cosas, y Räikkönen veía como se esfumaban tanto sus opciones en el mundial como el tiempo para conseguir un éxito en su año de regreso. En Abu Dabi, sin embargo, todo jugó a su favor por una vez, y tras hacerse con el liderato de la carrera se agarró a él y no lo soltó pese a la presión de Alonso, para volver a saborear las mieles de la victoria tres temporadas después. Cerró el 2012 siendo el único piloto en completar todas las carreras, y en una magnífica tercera plaza en el Campeonato que hace justicia a un año muy completo por su parte, en el que ha demostrado no haber perdido sus habilidades a bordo de un monoplaza ni su hambre de éxitos.
Kimi en números
Romain Grosjean
Tras hacerse con el título de GP2 en 2011, el francés obtenía su billete de regreso a la Fórmula 1 con el mismo equipo que le dio la primera oportunidad forzada en 2009. Para él era el momento de dejar atrás los fantasmas de aquel año, en el que aún no estaba preparado para afrontar un reto de estas características, y empezó con buenas sensaciones al clasificarse entre los tres primeros en Australia. Sin embargo, dos abandonos por accidente en las vueltas iniciales de las dos primeras carreras no era ni mucho menos lo esperado por el equipo, y denotaba la necesidad de un aprendizaje y una mejora a medida que fuese ganando experiencia al volante. En Baréin consiguió su primer podio en la F1 y en Canadá voló con una estrategia acertada para terminar en segunda posición, eliminando las dudas acerca de su potencial.
La carrera de Valencia podría haber supuesto un nuevo podio para él, pero un fallo en el alternador le dejó tirado cuando rodaba segundo. En Hungría recogió un nuevo trofeo tras partir desde la primera fila por primera vez en su carrera, y todo parecía haberse enderezado para el francés. Hasta que llegó Bélgica, y su error con peores consecuencias de la temporada. Su excesiva agresividad en las salidas ya le había jugado una mala pasada en Mónaco, donde no recorrió más de 200 metros antes de terminar su carrera en lo que pudo haber sido un accidente considerable. Por fortuna no lo fue, a diferencia del de Spa, el cual le costó un Gran Premio de suspensión en una medida poco frecuente por parte de los comisarios de la FIA. La reflexión era clara y necesaria, pero en Japón volvió a llevarse por delante a Webber en los primeros metros, para gran enfado del australiano. La temporada de Grosjean terminó con un nuevo accidente por error en Brasil que supuso su octavo abandono de 2012, en claro contraste con su compañero, quien finalizó todas las carreras y le superó en la amplia mayoría de ellas. Romain mostró al mundo trazas de su talento en algunos momentos del año, pero también dejó claro que ese talento necesita ser pulido para evitar que los domingos sean una sangría de puntos.
Romain en números
Jérôme D'Ambrosio
El piloto belga dispuso de una nueva oportunidad como piloto titular gracias a la severa sanción a Romain Grosjean por su accidente en Bélgica, y se subió al Lotus E20 en Italia tras haber disputado la temporada anterior completa con Marussia. Su rendimiento estuvo muy lejos de ser perfecto, y tras clasificarse en una mediocre decimoquinta posición, no consiguió sacar ningún punto en un fin de semana en el que Räikkönen logró diez al terminar quinto.
Jérôme en números
Cara a cara
Clasificación: 9-10 y 1-0
Carrera: 17-2 y 1-0
Vuelta rápida: 12-4 y 0-1