Los días de la ostentación y los excesos han tocado a su fin. Es lo que afirma el jefe del equipo McLaren, Martin Whitmarsh, quien apuesta por un cambio de mentalidad en la Fórmula 1, un cambio que pasa por centrarse más en la esencia del deporte, en cómo hacerlo posible con el menor impacto. Tras unos años en los que los límites los ponía lo realizable, dejando el dinero y las consecuencias de lado, el Gran Circo comienza una nueva senda, más eficiente y más puramente deportiva.
"En Fórmula 1 solíamos hablar de los motorhomes, los salarios de los pilotos e ingenieros y de los jefes de equipo", dijo Whitmarsh. "En los 80, todo era excesos, y era uno de los encantos de la F1. Estábamos en la década de los excesos, pero tenemos que mirar hacia delante y darnos cuenta de que, como deporte, llega un momento en el que ya no es atractivo".
El objetivo ya no es buscar unas metas y alcanzarlas a cualquier precio: el orden de los factores se ha invertido y, ahora, el objetivo es alcanzar unas metas maximizando los recursos de los que se dispone: "Tenemos que ser eficientes, lo cual implica limitar recursos. Sé que es controvertido, pero en nuestra empresa hemos hecho recortes, hemos reducido nuestro impacto ambiental. También sé que hay opciones mejores para obtener mejor rendimiento de la inversión".
"En vez de 'necesitamos tres túneles de viento más y 100 ingenieros más', el debate es 'esto es lo que tenemos así que, ¿cómo vamos a conseguir rendimiento de ello?'. Se trata de eficiencia; son debates mucho más productivos", añadió el inglés.
Un cambio patente en la actualidad
Esta nueva era ya ha comenzado y, según Martin Whitmarsh, se empieza a hacer patente en el hacer diario de los equipos: "Creo que estamos regresando a la realidad y que todo lo que está haciendo la gente ahora es un reflejo de ello". Y para apoyar sus argumentos pone de ejemplo las presentaciones de este año: mientras que antes el lanzamiento de un nuevo monoplaza estaba rodeado de un gran impacto mediático y suponía un gran despliegue en todos los sentidos, poco a poco los equipos optan por presentaciones a pie de pista o en fábrica.
"Por ejemplo, mira todas las presentaciones. Antes solíamos alquilar el Alexandra Palace. Gastábamos una fortuna en las presentaciones, todos lo hacían, ¿verdad? Era una competición. Ahora, nuestra presentación ha costado lo que nos costó poner las dos gradas que pusimos en el atrio de nuestra fábrica, así que no nos costó mucho", dijo el inglés.
"Nadie ha hecho más de eso porque la gente ya no quiere ver una espectacular presentación de un millón de libras; por ello creo que la F1 ha cambiado", aseguró Whitmarsh. Un cambio que no se debe sólo a la racionalización y la recuperación del espíritu deportivo como motor del Gran Circo, sino que más bien viene impuesto por la coyuntura económica actual y, yendo más lejos, impulsado por el aire de reflexión y renovación que comienza a inundar occidente y el mundo a raiz de la misma.
Un cambio que afecta a las empresas que asumen su responsabilidad para con la sociedad de la que forman parte, y que se esfuerzan por hacerlo saber. La FOTA no se quiere quedar al margen y, como prueba de este cambio, anunció hace poco que los equipos han conseguido reducir su impacto ambiental en un siete por ciento entre el 2009 y el 2011.