'LA POESÍA DE LA F1'

La llegada más apretada de la Historia

Los 70' apenas habían comenzado y Gethin y Peterson llevaron a los milímetros la victoria de aquel Gran Premio de Italia de 1971.

Sergio Lillo 3 de Septiembre 2013 22:04

Hablar de Monza siempre tiene algo especial. Sus variantes, sus largas rectas, sus tifosi...Pero lo que pocos recuerdan es que allí, en ese escenario de escapes al rojo vivo, banderas alterando la quietud de la población milanesa y pilotos atacando cada vértice, se produjo el desenlace más ajustado de los 63 años de Fórmula 1, así como la carrera más rápida hasta 2003.

El Autodromo Nazionale di Monza alberga secretos en cada esquina, leyendas en cada centímetro de box e instantes sin respiración cuando caminas por sus peraltadas curvas de blanco y negro. Hoy los Fórmula 1 no toman esas 'parabólicas' que parecían muros infranqueables. Las denominadas 'variantes' han cambiado Monza, pero la esencia se mantiene. Aquel 5 de septiembre de 1971, no existían las 'variantes', solo largas rectas y el 'rebufo' como aliado para la victoria.

Peter Gethin se había marchado de McLaren hastiado por la nula fiabilidad de ese M7C anaranjado. El de Surrey recalaba en 'BRM' para el Gran Premio de Austria, celebrado un mes antes del que nos concierne. Allí, fue décimo, pero Monza y la ruleta de la suerte aguardaban. Regazzoni, Siffert y Peterson cruzaban en paralelo la larga recta de meta en la vuelta 3, dejando una pincelada de muestra de lo que aquella tarde se vivió en Vedano al Lambro.

Pero el intenso desgaste de los propulsores V12 comenzó a ser determinante en la carrera. Regazzoni caía y Hailwood era líder tras una gran remontada desde atrás y tras superar a Cevert y Peterson. Surtees, Stewart, Hill, Beltoise y un tal, Helmut Marko, veían desfallecer sus mecánicas, en un total de 14 pilotos que abandonaban el GP de Italia de 1971. Cuando solo una decena de vueltas restaban para la bandera a cuadros, Chris Amon lideraba cómodamente a bordo de su Matra-Simca, pero la fortuna, esa caprichosa e inesperada, le golpeaba con dureza.

El desenlace final

En un intento por quitarse una de las capas de su visera, el neozelandés se arrancaba la visera entera y comenzaba a perder posiciones de manera inesperada. En una lucha a cinco bandas, Hailwood lideraba el pack de monoplazas con solo cinco giros por completar, pero no había concluido todo. Gethin ascendía a la primera plaza pero dos vueltas después la perdía, debido a que el resto se beneficiaban del dichoso 'rebufo'.

Con el último giro solo por completar, el británico conseguía aprovecharse de la jugada que le había arrebatado el liderato segundos atrás y superaba a los otros tres monoplazas, en una llegada histórica y al borde del infarto. Sólo una centésima separaba a Gethin de Peterson y sólo 8 del tercer ocupante del podio, Cevert. Cinco pilotos en seis décimas. Aquel día la Fórmula 1 escribió páginas doradas, no sólo por la llegada más apretada que aún se recuerda, sino también por ser la carrera más rápida de la Historia, hasta que en 2003, con el mismo escenario de fondo, fueron superados los 242,615 Km/h registrados en el Parque de Monza.

Hoy miramos atrás y recordamos a aquellos héroes con guantes como leyendas, a pesar de que alguno de ellos aún se pasea entre nosotros. Los 70' fueron otra época bien distinta a la actual, más arriesgada, más al límite y en la que la vida estaba en juego en cada acción, en cada contravolante y cada 'rebufo'. Italia se tiñó de dorado aquella tarde y el recuerdo de la única victoria de Gethin siempre permanecerá en la memoria de aquellos que se pregunten, cuál fue la llegada más apretada de la historia. Cuando la mecánica contaba más que la aerodinámica; cuando la vida se iba en un pequeño descuido.

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