Luca di Montezemolo, presidente de la Scuderia Ferrari, no puede evitar echar la vista atrás a tan sólo unos pocos días de que se dispute el Gran Premio de Italia 2013. Una gran cantidad de recuerdos, tanto buenos como malos, que Montezemolo ha querido compartir en declaraciones a la página web oficial del equipo del 'Cavallino Rampante': "Me vienen tantos recuerdos cuando pienso en Monza. Hay algunos preciosos, pero también otros muy dolorosos. Por ejemplo, recuerdo cómo me impresionó el accidente trágico de 1961, cuando el coche de von Trips salió volando hacia la grada en la Parabólica. Fue un episodio que me impresionó muchísimo y que me hizo entender inmediatamente que el automovilismo pueden ser tan fascinante, como arriesgado. También fue en Monza donde vi mi primer Gran Premio en directo, en 1966: ese día, Lodovico Scarfiotto ganó al volante de un Ferrari y fue el último éxito de un piloto italiano en su carrera de casa".
No obstante, el Gran Premio de Italia ha dado muchos motivos en los últimos años para sonreír dentro del equipo Ferrari, tal y como explicó Montezemolo: "Es verdad, ha habido grandes momentos. Pienso en 1996, cuando Michael Schumacher ganó la carrera dando la señal definitiva de que, a partir de entonces, podríamos volver al rango de los grandes equipos. Vuelvo a la temporada 2000, cuando Michael batió a su gran rival, Hakkinen, y comenzó esa fantástica racha de cuatro victorias consecutivas que nos devolvió a la cima del mundo tras veintiún años de espera. Pienso en 2006, cuando Michael volvió a conseguir una bellísima victoria en el día en que anunció que dejaba las carreras (la de verdad, porque para mí, después corrió un hermano gemelo que no conozco...). Me acuerdo de 2010, cuando Fernando Alonso superó a un adversario durísimo como Button: también entonces el rival fue un McLaren, y parecía señalar el principio de otro cuento de hadas como el de diez años atrás. Pero luego ya sabemos cómo acabó esa tarde maldita de Abu Dabi...".
"La victoria de Regazzoni y el tercer puesto de Lauda en 1975 fueron motivo de una gran satisfacción y alegría: fue mi primer Mundial. Ese resultado también nos dio los títulos de Pilotos y Constructores, devolviendo a Ferrari a lo más alto tras una espera de 11 años. ¿Y cómo no acordarse del mismo Niki al año siguiente, cuando se armó de valor y se metió en su Ferrari cuando las heridas del fuego del Nürburgring aún le sangraban? Fue cuarto aquella tarde, pero sin duda fue el primero en cuanto a sufrimiento y fuerza de voluntad", rememoró el italiano, que por aquel entonces era director deportivo de Ferrari.
Actualmente, Luca Cordero di Montezemolo, como presidente del equipo Ferrari, prefiere vivir las carreras con las misma emoción y tensión desde casa: "Ahora no suelo ir a los Grandes Premios, sobre todo los domingos: es demasiado duro, prefiero seguir la carrera en mi casa, solo, delante del televisor. Pero intento no faltar nunca al sábado de la clasificación de Monza: me gusta ver de cerca el trabajo de mi equipo y echar un ojo a los rivales, y me gusta tener contacto con nuestros aficionados. Monza es una de esas carreras que nunca faltará en el calendario de Fórmula 1. Un trazado con cuatro curvas y tres chicanes podrá parecerle a alguno pasado de moda, pero el mismo argumento podría aplicársele a Montecarlo: ambos son imprescindibles en nuestro deporte, uno por todo el glamour que rodea a la carrera y el otro por la emoción que sólo la velocidad pura sabe dar".
Correr delante de su afición aporta un extra al equipo Ferrari
"(En Monza) trato siempre de mirar a los ojos de los hombres y mujeres de mi equipo para entender cómo van las cosas de verdad. Les animo hasta el último momento a poner en pista incluso la más pequeña evolución que pudiera darnos esas centésimas de segundo que quizás podrían hacernos mejorar. Luego está el magnífico público de Monza, que siempre nos ofrece una muy calurosa bienvenida. Dicen que correr frente a nuestros aficionados no marca la diferencia, pero creo que no es así: vale para el equipo y para los pilotos (todo aquel que trabaja con nosotros, extranjeros incluidos, se convierten en italianos de adopción al vestir de rojo), y también para los coches. Suena irracional, lo admito, pero estoy convencido de que incluso las suspensiones, los alerones y el motor de un Ferrari cuando corren en Monza dan algo extra, ese poquito de más que puede marcar la diferencia", finalizó el italiano.
En la misma línea, Piero Ferrari, hijo del fundador del equipo de la marca del 'Cavallino Rampante' y vicepresidente de Ferrari, confirmó que competir ha sido y siempre será algo especial en su equipo: "La cita de Monza siempre ha sido especial para nosotros. Recuerdo bien que mi padre era estricto y unas semanas antes de la carrera, mandaba a todos los miembros de la Gestione Sportiva una nota informándoles de que no se podían ausentar hasta después del Gran Premio de Italia. Le gustaba todo de Monza, especialmente la velocidad de los coches y la pasión de la afición. Había que prepararlo todo hasta el más mínimo detalle y creo que aún hoy, cada uno de nosotros, también compartimos las mismos sentimientos cuando se aproxima este Gran Premio".
Los mejores recuerdos de Piero Ferrari en 'La Pista Mágica' coinciden con tres de las dieciocho victorias que el equipo de Maranello ha logrado en el autódromo de Monza: "La primera es de 1970, cuando ganar en Monza era cuestión de rebufo: había unas peleas muy reñidas durante toda la carrera, por lo que en esta ocasión hasta seis pilotos distintos estuvieron en cabeza. Clay Regazzoni se fue quitando de encima a sus rivales poco a poco para ganar por delante de Stewart. El segundo vio ganar a Clay de nuevo cinco años más tarde, esta vez por delante de Fittipaldi y Lauda. Fue el día en que Niki se llevó el título mundial: no pasaba desde hacía muchos años y fue fantástico ganarlo de nuevo en Monza, delante de nuestra afición".