Había dos hombres especialmente contentos en el paddock de Montmeló, quizá más que el vencedor y los que le acompañaban en el podio: Aguri Suzuki y Takuma Sato. El piloto japonés culminaba este domingo un fantástico inicio de temporada, teniendo en cuenta las limitaciones propias del equipo donde milita, y lograba un meritorio octavo puesto. El japonés no cabía dentro del mono de la alegría que le embargaba, ya que este supone el primer punto en la corta historia de la escudería Super Aguri.
El japonés estaba exultante al acabar, y destacaba que "solo un año y cuatro carreras y hemos conseguido un punto en una lucha limpia, superando a Renault y consiguiendo puntuar", además de darle las gracias a todo su equipo por el buen trabajo en general que han realizado todos. Las sensaciones de carrera eran tan emocionantes para Sato, que sólo podía describir el momento de esta manera: "Estaba detrás de Giancarlo, pero no lo veía delante y mi ingeniero de carrera no hacia más que decir "estamos luchando con Renault" y apreté el pedal. Cuando vi a Giancarlo estaba una fracción por delante de él. Fue fantástico".
La importancia de este hecho no es únicamente estadística, ya que para Sato puntuar no es algo nuevo (aunque llevaba mucho sin hacerlo), mientras ha militado en otros equipos e incluso logró un tercer puesto con BAR Honda en el GP de Estados Unidos del 2002. La importancia es por algo mucho más terrenal: los equipos ingresan una cantidad estipulada de dinero en función de la posición que ocupan en la clasificación general y los puntos que logran, y gracias al de Sato, Super Aguri ingresará una cantidad de dinero fundamental para las maltrechas arcas del equipo 'B' de Honda. La ventaja económica de los que puntúan se traduce desde la FIA en ayudas al transporte de las mercancías de un Gran Premio a otro, por ejemplo. Super Aguri ocupa la octava plaza de la general, por delante de Honda, Spyker y Toro Rosso.