El equipo Ferrari, al igual que todos, se prepara ya para el último viaje de la temporada, que tendrá dos destinos. Austin y Sao Paulo. Dos ciudades que acogen los dos últimos Grandes Premios de la temporada. Los de Maranello llegan a ambas carreras con el firme objetivo de alcanzar la segunda posición en el Mundial de Constructores, una empresa que no pinta nada sencilla, ya que Ferrari está ahora a once puntos de esa plaza, ocupada por el equipo Mercedes, quien también luchará fuerte para mantenerse en ella. No obstante, los ánimos en el equipo rojo no han decaído y, a pesar de contar con un monoplaza menos competitivo que el de sus rivales más directos, la Scuderia confía en sus pilotos para alcanzar sus metas.
Massimo Rivola, director deportivo del equipo, es el encargado de conseguir que todos los trabajadores lleguen en forma a esta ajetreada fase final: "Nunca resulta fácil gestionar las etapas finales de una temporada así de larga, pero también es verdad que sabemos cómo es el calendario desde el principio de la misma, así que intentamos planificar el tiempo, como en un equipo de fútbol. Se requiere valorar varios factores, que comprenden aspectos mentales y físicos. Es una cuestión de educación, con un programa apropiado en el que se asegura que cada uno come lo correcto, que duerme también la cantidad de horas adecuadas y que desarrolla su trabajo en el mejor ambiente posible durante el día, todo destinado a que todos estén en la mejor forma posible".
Gran equipo de trabajo
Además, Rivola también se encarga de que el personal esté preparado en el momento justo, y que todo el equipamiento esté listo para ser empleado: "Las cifras son bastante impresionantes, tanto en términos de recursos humanos como en volumen general de material transportado. Incluyendo al personal de Ferrari que trabaja con nuestros equipos cliente, somos cerca de cien personas". Y es que la preparación de las carreras fuera del continente europeo es más complicada, ya que todo ha de estar bien preparado para ser transportado en avión. "Es una operación compleja, pero nuestro personal tiene mucha experiencia. Cuando llega gente nueva al equipo, es bueno que cuenten con profesores muy experimentados para ayudarles a comprender rápidamente el trabajo", añade Rivola.
Y es que la cantidad de trabajo es tan grande que muchos de los miembros del personal de Ferrari que se encargan de preparar el viaje están luego también en el garaje. Por ello, al terminar un Gran Premio el domingo por la tarde, muchos de los trabajadores llevan en activo siete días. "Entre ellos también los hay que forman parte del equipo de paradas en boxes, pero una vez terminada la carrera, se ponen manos a la obra para preparar todo el material que tiene que ser mandado de vuelta a casa o a otra carrera. Nuestro deber es vigilar, sobre todo cuando pesa ya el cansancio, dado que en esos momentos es más fácil hacerse daño", explica al respecto el director deportivo.
Nunca se rinden
Rivola no quiso perder la oportunidad de dar su punto de vista sobre la situación de Ferrari en el Mundial. A pesar de que la temporada comenzara excelente para los de Maranello, ahora las cosas se han complicado un poco: "Es una gran fuente de motivación, pese a que al principio del año esperásemos un resultado distinto. Como he dicho antes, en el ADN de Ferrari están las carreras, con lo que el deseo de hacer siempre todo lo que podamos es un instinto natural. Cuando se llega al final de una temporada larga de carreras, queremos demostrar a nuestros aficionados que nosotros nunca nos rendimos".
No obstante, la Scuderia contará con el apoyo que históricamente le han brindado los aficionados de los Estados Unidos. "Recuerdo perfectamente la primera vez que fuimos a Indianápolis, en el año 2000. La forma en que el público norteamericano vive la cita y el entusiasmo que muestran es tal, que recuerdo que era prácticamente imposible poder escuchar el sonido de los motores de los monoplazas de Fórmula 1. La Fórmula 1 es un campeonato orientado a la audiencia televisiva, mientras que en América se da prioridad al contacto directo con los apasionados que acuden al circuito. El paddock es una zona abierta para todos y los coches y los pilotos son más accesibles para los aficionados. Sinceramente, me gusta esa cultura de acercar la Fórmula 1 a los aficionados y espero también por ello que esta carrera en América continúe siendo un éxito, y llegar incluso a poder contar con dos Grandes Premios en los Estados Unidos".