'LA POESÍA DE LA F1'

Una tarde lluviosa, Brambilla y la segunda victoria de un March

La lluvia tintaba de leyenda la única victoria de Vittorio Brambilla en un Gran Premio de Fórmula 1. No obstante, el veloz trazado de Osterreichring se cobraría su precio.

Sergio Lillo 19 de Junio 2014 09:25

17 de Agosto de 1975. El diluvio -no el universal, pero sí uno de los grandes- cae sobre el circuito de Osterreichring, en la región de Estiria. A unos seis kilómetros de distancia, once años atrás tuvo lugar el primer Gran Premio de Austria de Fórmula 1. En unas improvisadas instalaciones del aeropuerto de Zeltweg, el Ferrari nº8 de Lorenzo Bandini sería el primero en cosechar los laureles en tierras austriacas. Pero una década más tarde, el trazado construido en 1969, tiene 5.911 metros y se caracteriza por sus largas rectas y desniveles constantes provocados por las montañas entre las que se encuentra.

Habrá dos protagonistas ese fin de semana, uno para bien y el otro con el mayor de los infortunios. El primero, Vitorrio Brambilla, que conseguirá su primera y única victoria en un Gran Premio de Fórmula 1; el segundo, Mark Donohue, norteamericano, que fallecerá tras el fuerte accidente acontecido durante el Warm-Up de aquel fin de semana. Ambos con el mismo monoplaza, el March 751.

El no de Ferrari

Vittorio Brambilla, nacido en Monza en 1937, pasa su infancia a la sombra de su hermano Tino, piloto de automovilismo y motociclismo en aquella Italia de entre guerras. En 1973, tras haber cosechado sus primeros buenos resultados y después de haber plantado cara a Jackie Stewart y Niki Lauda en las 4 horas de Monza, el joven italiano va a visitar a 'Il Commendatore'. "Commendatore, estoy aquí, ¿ha visto que no voy mal, no tendría un coche para mí?", pregunta, decidido, el pequeño de los Brambilla. "Eligiendo a Lauda y Regazzoni he planeado un programa que debería llevarme al título mundial. Eres bueno pero por el momento no tengo ningún coche para ti".

El 'no' queda grabado en la mente de Vittorio pero la familia Ciceri, propietaria de 'Beta Utensili', empresa de herramientas técnicas de uso profesional, se fija en el italiano para comenzar un interesante proyecto de inversión y promoción de la marca con sede en Sovico. Así, en 1974, Vittorio Brambilla ya está a los mandos de un March 741.

Osterreichring y su peligro

La Fórmula 1 llega a Austria con el Campeonato en juego. Sólo dos carreras por delante cuando despeguen de suelo austriaco y 17 puntos de diferencia entre Niki Lauda y Carlos Reutemann. Ferrari vs Brabham. El paddock bulle de cambios y nerviosísimo de cara a la recta final del año. Rolf Stommelen vuelve a pilotar un Fórmula 1 tras el impactante accidente que sufrió en las laderas de Montjuic unos meses atrás. No obstante, el alemán clasifica 26º con su Hill-Cosworth. Lotus sigue tratando de encontrar un segundo piloto en condiciones y es Brian Henton quien se sube al 72F tras la aparición de John Watson en Alemania.

Los cambios y entradas de nuevos pilotos son varios. El regreso de Matra en asociación con Shadow es uno de los más sonados. El circuito austriaco avisa de la peligrosidad de su trazado y en clasificación varios accidentes advierten a los pilotos de los riesgos que corren. Peterson es el primero, afortunadamente sin ningún tipo de lesión. El sábado, Wilson Fittipaldi sufre una fractura de la muñeca izquierda tras impactar contra el guardarraíl del exterior de una de las curvas austriacas. En dicho contexto, Niki Lauda es el más rápido en las largas rectas rodeadas de colinas y bosques de Osterreichring. El austriaco juega en casa y se apunta la pole position por 120 milésimas respecto a James Hunt.

La vida de Mark Donohue pende de un hilo

Warm-Up del Gran Premio de Austria de 1975. Mark Donohue ha clasificado en la 21ª posición de parrilla y está a los mandos del March-Cosworth de Penske. Uno de sus neumáticos estalla a más de 200km/h cuando se dirige a la rápida curva a derechas de 'Voest-Hugel', tras la recta de meta. El monoplaza golpea fuertemente las protecciones, se eleva y se dirige hacia donde están los comisarios. El piloto norteamericano de 38 años sale del coche consciente, con contusiones en la pierna izquierda, el brazo y el pecho. Pero uno de los comisarios está gravemente herido y es trasladado en ambulancia. Donohue es examinado por los médicos del circuito y aseguran que su vida no corre peligro.

El norteamericano, que se encuentra consciente y hablando con los doctores se quejará de fuertes dolores de cabeza en la noche del domingo. Trasladado al hospital de Graz, es sometido a varias operaciones para rebajar su presión intracraneal, debido a una hemorragia cerebral que no parecía haberse producido inmediatamente después del accidente, pero, inesperadamente, no logra ninguna mejoría. Donohue fallecerá dos días después de que la bandera a cuadros caiga con antelación en el circuito austriaco. Precio injusto de aquellos años al límite.

Comienza el diluvio y Brambilla luce sus manos

Justo antes de comenzar la carrera, un intenso aguacero comienza a caer en todas y cada una de las curvas del trazado de Osterreichring. Todos los monoplazas en parrilla están calzados con neumáticos lisos, por lo que Bernie Ecclestone -representante de los fabricantes- aboga por retrasar la salida para evitar adioses antes de lo biológicamente previsto. 45 minutos más tarde, los coches forman de nuevo en parrilla con el trazado encharcado pero con la lluvia amainando. Lauda consigue mantener su primera posición pero Depailler arranca a la perfección y se pega a la zaga de James Hunt.

Brambilla comienza su particular remontada y adelanta a Regazzoni. El italiano arrancaba octavo y ya está sexto en la primera vuelta. Su próxima víctima será Emerson Fittipaldi, el piloto transalpino de March está regalando emoción y espectáculo a unas gradas llenas de chubasqueros y paraguas. Sólo necesitó cinco vueltas para dar buena cuenta de su compañero Hans Joachim Stuck y acercarse al trío de cabeza, que rodaba en un pañuelo a pesar del intenso spray despedido por los neumáticos Goodyear.

En el sexto giro, Vittorio Brambilla logra salir indemne del adelantamiento del fin de semana. Llegando a la curva 'Bosch', larga y abierta hacia derechas, el italiano mete su March en el interior, apoyando dos ruedas sobre los pianos totalmente mojados. Depailler no lo cree pero Brambilla sigue manteniendo la trazada perfecta y se va en persecución de Hunt y Lauda, que ruedan a cuatro segundos. El duelo de cine va a ser roto en pedazos.

El aguacero cesa por completo tras diez giros y la pista comienza a evacuar agua hacia los laterales, no obstante, la inestabilidad de los monoplazas sigue siendo notoria en cada curva. Brambilla no está dispuesto a dejar escapar una oportunidad que, a pesar de no llegar a los mandos de un Ferrari, le va a introducir en la historia de la Fórmula 1 de lleno. Los tres primeros ruedan en sólo un segundo y medio. Lauda se excede en su precaución al tomar 'Bosch' y Hunt y Brambilla le pasan como aviones. El austriaco piensa en el título antes que en alzarse con la victoria en casa.

Los tres siguen en un suspiro y los corazones laten a altas pulsaciones. Desde las gradas la emoción se puede palpar y el March 751 de color naranja y con 'BETA Utensili' en letras grandes y negras en su morro sigue trazando las curvas de manera magistral. En la 18ª vuelta la lluvia reinicia su incesante caída, voluntariosa y aliada de Brambilla. Uno de los cilindros del Hesketh-Cosworth de Hunt se bloquea, el italiano de March lo tiene pegado a su alerón delantero. El acoso comienza y Lunger, compañero de equipo de Hunt, juega en favor de Brambilla. El norteamericano no facilita el doblaje y Vittorio se aprovecha para colarse por el interior. Una vez más en 'Bosch'. Una vez más con los dos neumáticos derechos sobre los pianos.

Cruzar la línea de meta e impactar contra las barreras

Nada detiene a Vittorio Brambilla que luce con orgullo el número 9 en su monoplaza y que sigue imponiendo un ritmo magistral bajo el aguacero. A través de su visera amarillenta y bajo el casco rojo, se vislumbran unos ojos puramente concentrados, sabedor de que oportunidades como esa, en la Fórmula 1, no llegan todos los días. El diluvio se intensifica y el director de carrera decide dar por finalizado el suplicio para los pilotos. La bandera a cuadros cae sobre el casco de Brambilla y el italiano levanta los dos brazos al aire.

Cual ganador de etapa del Giro de Italia. Cual guerrero ciclista coronado en Alpe d'Huez. A la vieja usanza. Ganador bajo la lluvia y entre las montañas frías de Austria. Su March 751 se va contra las protecciones y destroza parte de su alerón delantero. No obstante, el eufórico italiano logra reemprender la marcha y saborear, mojado hasta las cejas y con el sabor agrio de la adrenalina en la boca, su vuelta de honor. No la volverá a repetir antes de retirarse en 1980 pero su demostración de manos -cuando las tuvo en el volante- fue pletórica.

Osterreichring dará la segunda victoria de su historia a March tras cinco años en blanco, a pesar de que los puntos se vieron reducidos a la mitad por no llegar al 75% de las vueltas previstas. Un italiano apoyado por una familia que nada tenía que ver con Maranello logró colgarse los laureles dorados de la victoria ante la pícara mirada de James Hunt, que se vio superado con creces por el hábil Brambilla. Mientras, Donohue comenzaba a viajar hacia otra realidad.

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