PODIO EN 2008

GP de Gran Bretaña: Recordando a Nick Heidfeld

Repasamos la trayectoria del piloto en la F1, haciendo especial hincapié al segundo puesto que consiguió en Silverstone en 2008.

Roberto Rodríguez 3 de Julio 2014 22:59

El día era de perros en Silverstone. La lluvia arreciaba como nunca, o como siempre, bajo el trazado inglés. La fama de piloto segundón incapaz de ganar comenzaba a perseguir a Heidfeld, por lo que la quinta posición de salida de ese día parecía una última gran oportunidad de Quick Nick para lograr, por fin, la tan ansiada primera victoria. No iba a ser fácil imponerse en medio de una pelea a cuatro bandas por el título entre Raikkonen, Hamilton, Massa y Kubica, su compañero, pero este Gran Premio de Gran Bretaña de 2008 tenía que ser el gran baño de gloria de Nick Heidfeld.

Nick Heidfeld llegaría a la Fórmula 1 en el año 2000 de la mano de Prost después de tres años haciendo las veces de probador de McLaren, labor que compaginó con una excelente hoja de servicios en categorías inferiores, que incluía la victoria en el campeonato de la Fórmula Ford, la Fórmula 3 alemana y la Fórmula 3000. Un palmarés brillante que le otorgó el apodo de Quick Nick, además dela aureola de posible rival de su compatriota Schumacher. La primera temporada con el equipo Prost fue complicada, muy complicada, terminando solo cinco de las dieciséis carreras, y en ninguna ocasión en zona de puntos. Una primera temporada horrible, desalentadora, que acabaría con Heidfeld fuera del equipo. En 2001 llegaría al equipo de su vida, a la estructura que, con distintos nombres y en diferentes épocas ha sustentado la aventura de Nick en la Fórmula 1. Heidfeld llegaba a Sauber. Desde el primer día todo era distinto. El coche suizo tenía un mínimo aceptable de velocidad y una fiabilidad suficiente para acabar más de cinco carreras. El compañero de equipo era un hueso duro de roer, Kimi Raikkonen, sin duda una prueba de fuego, un duelo al sol entre dos pistoleros que, por entonces, estaban llamados a ser grandes figuras de la Fórmula 1.

Llega a Sauber

La primera carrera ya mejoró todo el año anterior. Nick fue cuarto, a un pasito del podio, y sumó sus primeros puntos. Unas semanas después, en Brasil, tercera prueba del campeonato, la ocasión no se iba a escapar. El clima era cambiante y, tras salir noveno, Heidfeld volvía a estar cuarto a menos de diez vueltas del final. Varios coches se habían descalabrado por el camino, entre ellos Raikkonen, y cuando la carrera tocaba a su fin una última sorpresa, el motor Honda del Jordan de Heinz-Harald Frentzen se rompía, heredando su compatriota Heidfeld. Mientras un alemán lamentaba su podio perdido otro festejaba que por primera vez estaba en un cajón de Fórmula 1. Tras una temporada de penurias, Quick Nick, el llamado a suceder a Schumacher, ya deslumbraba a la categoría reina del automovilismo. La temporada terminó con regularidad. Nick siempre estaba en los puntos o cerca de ellos, lo que le valió a final de temporada el quedar por delante de Raikkonen (12-9) en la clasificación mundial. Heidfeld estaba preparado para el gran salto. Mika Hakkinen se retiraba de la competición, y todo hacía indicar que Quick Nick, quien pasó tres años de probador en Woking de 1997 a 1999, sería el sustituto. Y finalmente el elegido fue... ¡Kimi Raikkonen! El piloto novato a quien Heidfeld había batido con su mismo coche en 2001 iba a ser el encargado de sustituir al bicampeón en McLaren. A Nick le quedaban dos temporadas más en Sauber lamentándose por lo que pudo ser y no fue y lidiando con un coche cada vez más distante de la cabeza.

En 2002 el segundo Sauber lo llevaba otra promesa en ciernes, Felipe Massa, colocado por Ferrari en la escuadra suiza para darle las carreras que con los de Maranello, con Schumacher y Barrichello, no podía disputar. El rendimiento del Sauber estaba algo por debajo que la temporada anterior, pese a lo que Heidfeld, como siempre, se las apañó para mantener una gran regularidad y acabar siempre merodeando los puntos. Fue cuarto en España y quinto en Malasia, sumando siete puntos a final de temporada, por los cuatro que hizo Massa. La temporada 2003 fue Frentzen el segundo piloto. Felipe Massa no había dado la talla, incluso se perdió una carrera por sanción tras arroyar a De la Rosa en Monza, por lo que el equipo se decantó por otro alemán para acompañar a Heidfeld en el equipo. Sería la temporada más difícil para Nick.

El coche estaba muy lejos de los mejores, y para colmo Frentzen se las arreglaba para conseguir buenos resultados en carreras difíciles, como el Gran Premio de Estados Unidos donde, bajo el diluvio, logró acabar tercero, solo detrás de los dos contendientes al título, Schumacher y, si, Raikkonen. Kimi siempre será para Heidfeld el reflejo de lo que pudo ser y no fue. Después de perder 13-6 frente al veteranísimo Frentzen, que se retiraría de la Fórmula 1 tras esa temporada, el futuro de Quick Nick en la Fórmula 1 estaba en el aire. Después de ganar a dos grandes promesas como Raikkonen y Massa, perder contra un veteranazo te deja fuera, así de injustas son las carreras. Sauber apostaba por el regreso de Felipe, y además había firmado a Giancarlo Fisichella. Cuando todo parecía acabarse apareció una opción, una humilde oportunidad de comenzar de nuevo. El equipo Jordan, en sus horas más bajas, se hacía con Heidfeld para formar pareja con, otra vez, una gran promesa, el dominador del karting Giorgio Pantano.

El coche era lento y poco fiable, nada no esperado. En las cinco primeras carreras solo pudo cruzar la meta en una, y fue decimoquinto. Sin embargo la sexta sería especial. Era Mónaco, la oportunidad para que hasta el más humilde sea héroe por un día. Pronto comenzaron los incidentes. En la vuelta 15 ya había siete coches fuera de carrera, siendo trece los supervivientes. Heidfeld ya se situaba noveno, a la puerta de los puntos, y estos llegarían tras el accidente de Alonso en el túnel mientras buscaba la victoria. Aunque quedaría un golpe más, el de Schumacher, también en el túnel, que colocó al Jordan en una séptima posición definitiva. Dos puntos que sabían a oro a un equipo irlandés que se sostenía en la Fórmula 1 a duras penas. En Canadá, con Pantano fuera del equipo y Timo Glock de sustituto, el equipo puntuaría con los dos coches gracias a la descalificación de Williams y Toyota, siendo Glock séptimo y Heidfeld octavo. A final de temporada Heidfeld sumaba tres puntos, Glock dos y Pantano ninguno. Eso, y sus constantes buenas actuaciones, sirviendo a Nick para relanzar su carrera. Williams estaba dispuesto a darle una oportunidad de pelear con Pizzonia durante el invierno por su segundo asiento de cara a 2005, acompañando a Mark Webber, el flamante fichaje de la escudería de Grove. Después de todas las vacaciones de incertidumbre, en la presentación del nuevo coche fue confirmado Heidfeld como piloto. Nick volvía a tener un coche competitivo.

Coche competitivo en Williams

La primera carrera iba bien encaminada, pero terminó con un accidente con Schumacher cuando pretendía adelantarlo. En la segunda el signo iba a cambiar. Con Alonso y Trulli dominando el Gran Premio, la tercera posición del podio estaba en el aire, pujando Fisichella y Webber por ella. Las apuestas entre ellos fueron subiendo de valor, hasta que estos dos pilotos temperamentalmente chocaron entre ellos cuando Webber trató de pasar a Fisico. Por detrás, Heidfeld, siempre el más listo, solo tuvo que recoger los restos y subirse a su segundo podio. En Mónaco se vendría otra exhibición de Nick. Maximizando sus oportunidades, consiguió abrirse paso desde su sexta posición hasta la tercera, aprovechando errores ajenos y mostrando un gran ritmo. A pocas vueltas del final, el líder del campeonato, Fernando Alonso, se quedó completamente sin neumáticos, la segunda plaza estaba a tiro. En un arrojo descomunal, Heidfeld se tiró a la salida del túnel, en la nueva chicane, en una maniobra perfecta e imposible de contestar por el español, que solo pudo despedir al avión blanco que acababa de pasarle. Otro podio, esta vez segundo. La primera victoria debía estar cerca...

Eso parecía en Nurburgring, siguiente carrera, donde Nick Heidfeld logró ser el más rápido el sábado en los entrenamientos de clasificación. Ahí estaba, su gran oportunidad de ganar un Gran Premio de Fórmula 1. Quick Nick venía enrachado, nada le podía parar. En la salida, tras un accidente múltiple, perdió la primera posición con Raikkonen. Si, él, Kimi, quien sino. Tras un error del finés Nick tomaría por fin la punta de la prueba, pero poco le duró. Tuvo que acabar cediendo ante el McLaren y el Renault de Alonso, enzarzados en su particular lucha por el campeonato. Pese al reventón en la última vuelta de Raikkonen, la victoria fue de Alonso, con Heidfeld relegado a la segunda posición por segunda carrera consecutiva. Era un buen resultado, pero ganar se empezaba a convertir en una obsesión. El rendimiento en las carreras posteriores mucho bajó. De salir en la pole, a salir decimocuarto en tres carreras seguidas. En Hungría logró salvar un sexto puesto, y después la temporada se acabó. Un accidente en los libres de Monza hizo que Pizzonia le sustituyese. La confirmación por parte de Nick de que en 2006 se uniría al nuevo proyecto de sus compatriotas de BMW, que además dejaba tirada a Williams, fue definitivo. Pizzonia correría el resto de la temporada pese a que, hasta entonces, Heidfeld batía holgadamente a Webber en el equipo.

El nuevo desafío era complicado. BMW había comprado Sauber, la antigua casa de Nick, y se proponía hacer un proyecto ganador a medio plazo. Junto a Heidfeld, el piloto estrella de la compañía era Jacques Villeneuve, campeón del mundo de 1997 y vieja gloria en busca de reverdecer laureles. Muy pronto Heidfeld comenzaría a sumar buenos y valiosos puntos con regularidad, siendo cuarto en Australia, mientras que Jacques tenía picos, pero generalmente no daba la talla. Tras un accidente en Hockenheim, el equipo no aguantó más. Tenía en su cartera a una joven promesa, Robert Kubica, y era hora de darle salida. Villeneuve estaba fuera, y, como si de un maleficio se tratase, en la primera prueba sin él comenzó la ebullición del equipo. Era el Gran Premio de Hungría de 2006, con una lluvia sofocante. Heidfeld, siempre atento en estas condiciones, logró irse abriendo paso aprovechando errores como el de su nuevo compañero, Kubica, que salía delante de él. Cuando Raikkonen se abalanzó sobre el Toro Rosso de Liuzzi, Heidfeld ya rodaba quinto, y no iba a ceder esa posición. Al contrario, pasó a Barrichello y de la Rosa y aprovechó el problema de Alonso con la tuerca para situarse segundo, aunque pronto le pasaron Schumacher y el propio de la Rosa, que se enfrascaron en un duelo letal por la segunda posición que acabó con El Kaiser fuera de carrera. Nick Heidfeld era tercero y le daba así a BMW el primer podio de su trayectoria. Pero el gusanillo de la victoria crecía aún más, el ganador de la carrera era Button, rompiendo su mastodóntica sequía, y dejando a Heidfeld como piloto con más carreras sin ganar de toda la parrilla. Una losa que tocaba superar en 2007.

Una nueva temporada y un nuevo desafío. El coche había mejorado notablemente, situándose sin duda como tercero mejor de la parrilla, tras Ferrari y McLaren. Posiblemente era el mejor coche que Nick hubiese pilotado hasta entonces. Pronto empezó a sumar, como una incansable cosechadora de puntos, siempre llegando a la meta, siempre esperando la oportunidad. La que llegó en Canadá, en una carrera caótica en la que su compañero sufrió uno de los más graves accidentes de la época moderna de la Fórmula 1. Con Robert Kubica en el hospital, Heidfeld logró mantenerse sereno y llevar su coche a la segunda posición, detrás de Hamilton, y aprovechando las pésimas carreras perpetradas por Raikkonen (quinto), Alonso (séptimo) y Massa (descalificado). Otra vez segundo. Por un lado era bueno, por el otro una maldición. La temporada acabó con un podio más, tercero en Hungría, aprovechando la polémica sanción de Alonso. Con 61 puntos en el mundial, Heidfeld puntuó en todas las carreras en las que no se le rompió el coche, catorce, y no solo batió a Kubica claramente, sino que también asistió desde el garaje de al lado del debut de Sebastian Vettel en Indianápolis, sustituyendo al polaco tras el accidente de Montreal. Lamentablemente para Nick, la de Estados Unidos fue una de las tres carreras en las que el coche le dejó tirado.

El coche de 2008 era todavía mejor que el anterior, y parecía brindar incluso la remota oportunidad de pelear por el título, aunque McLaren y Ferrari continuaban siendo favoritas. En Australia comenzó la temporada y continuó la maldición. Otra vez segundo, detrás de Lewis Hamilton. Era un inicio muy esperanzador de campeonato, una buena posición para intentar asaltar el campeonato. Sin embargo la temporada se torció, mientras Kubica sacaba poles y podios, a Heidfeld le costaba más la adaptación a este coche. Pareciera que era un monoplaza expresamente diseñado para el polaco. En Canadá llegó la gloria. Aprovechando los líos entre Hamilton y Raikkonen, Kubica ganaba, con Heidfeld segundo, relegado por su equipo a la misión de escudero. Impedido de luchar por la victoria con su compañero para evitar que tenue amenaza que era el Renault R28 de Alonso, que a duras penas trataba de agarrarse al alerón trasero del polaco. BMW estaba en la cabeza del campeonato, pero era Kubica, y no Heidfeld, quien lo comandaba. La temporada iba rodada para el polaco, Quick Nick necesitaba ya su golpe de mando.

Segundo puesto en Silverstone

Aquí nos habíamos quedado. En Silverstone, bajo el diluvio, y con Nick Heidfeld tratando de devolverse a Kubica el golpe de mano dado en Canadá. La pista era de aceite, de hielo, de cristal. Parecía imposible terminar una vuelta sin que un par de autos trompeasen. Heidfeld se colocó cuarto en la salida, aunque pronto lo pasó Alonso. Cuando llegaron las paradas, acertó con su estrategia de cambiar los neumáticos, muchos no lo hicieron, lo que le aupó por momento a la cabeza, y luego a la segunda plaza tras Hamilton. Era el momento del asalto a la victoria, pero acabó siendo imposible. El ritmo de Hamilton fue infernal, metiendo más de un minuto a todos, y Nick se tuvo que conformar con recuperarle la segunda posición a última hora a Barrichello, que había colado ahí su Honda merced a una brillante estrategia de Ross Brawn. Otra vez, Heidfeld era segundo. La maldición del eterno segundón ya era una realidad. La apuesta de BMW fue Kubica, que peleó por el título hasta casi el final. Heidfeld quedaría relegado nuevamente a una labor de escudero ingrata con alguien de tan buen rendimiento. Hubo un último podio, en Spa, aprovechando el duelo entre Raikkonen y Hamilton que acabó ganando Massa. Heidfeld fue segundo, un cliché. Su posición. El año acabó y hasta Alonso con su R28 ganó dos carreras y terminó por delante de Nick en el campeonato. 60 puntos contra 75 de Kubica y una derrota dolorosa y, posiblemente definitiva. Volver a conducir un coche tan veloz iba a costarle al bueno de Quick Nick.

Gran parte del desarrollo de 2008 fue frenado por BMW de cara a elaborar un mejor coche para 2009. Las opciones de título de Kubica sacrificadas para que el vehículo de la siguiente temporada fuese dominador, pero nada estuvo más lejos de la realidad. Malasia fue un espejismo. Allí, bajo el diluvio del siglo, Heidfeld logró colocarse segundo justo para el momento en que la carrera fue suspendida con bandera roja, con lo que Quick Nick consiguió su enésima segunda posición. La temporada fue un completo desastre, pero Nick logró volver a batir a Kubica, con 19 puntos por 17 del polaco. Tarde, debió pensar. La temporada que más importaba era la anterior. Y eso también debieron pensar en Renault, ya que cuando BMW echó el cierre a final de temporada dejando a sus pilotos en el paro fue otra vez el compañero de Nick quien, pese a ser derrotado la temporada anterior, encontraría sitio en una potente escudería. Heidfeld quedaba sin equipo, y la retirada parecía cercana.

Sin embargo siempre surge una oportunidad. En 2010 Peter Sauber se quedó con los restos de BMW para seguir adelante con su equipo, estando Kobayashi y De la Rosa a los mandos. A finales de la temporada, tras el Gran Premio de Italia, el equipo decidió prescindir del español, cayendo su plaza en manos de Heidfeld. Tras un breve periodo como probador de Mercedes y otro en el mismo cargo en Pirelli, Nick volvía a casa. A su eterno hogar en la Fórmula 1. Las cinco carreras que corrió no fueron especialmente espectaculares, logrando puntuar en Japón y Corea y logrando en cinco apariciones los mismos puntos que De la Rosa en catorce. Sin embargo a final de temporada llegaba Sergio Pérez, sangre nueva, de talento y adinerada que Sauber necesitaba como el comer. Heidfeld volvía a estar en el paro, y su última oportunidad iba a llegar de la forma más indeseable.

Últimos pasos en F1

Era Febrero y la parrilla de la Fórmula 1 de cara a la temporada 2011 ya estaba cerrada. Incluso se habían disputado los primeros test de pretemporada, pero entonces ocurrió la desgracia. Un accidente de Robert Kubica en el rally de Andora le dejaba muy malherido. Su participación en la Fórmula 1 era imposible, al menos ese año. Lotus-Renault se lanzó deprisa a la búsqueda de un sustituto de garantías, y fue Nick Heidfeld el elegido. Su misión, guiar a este prometedor equipo al éxito en una temporada muy complicada. El plan no salió bien del todo. El coche no era tan competitivo como cabía esperar, y Nick perdía en cualquier comparación posible con lo que cabía esperar que estuviese consiguiendo Kubica. Pese a todo hubo en último gran día de gloria, en Malasia, otra vez allí, donde ya se subiese al podio en 2005 y 2009.

Esta vez era Vettel quien comendaba la prueba, pero una gran salida del Lotus de Heidfeld le colocó segundo. Los McLaren de Button y Hamilton y el Ferrari de Alonso dieron buena cuenta de él, pero un toque entre Lewis y Fernando en las últimas vueltas mientras luchaban por la tercera posición abrió las puertas del podio a Heidfeld. Un último podio con un nuevo equipo. Un resultado que valía para hacer historia, aunque no muy positiva. Nick Heidfeld se convertía en el piloto con más podios sin victoria de la historia de la Fórmula 1. Trece, nada más ni nada menos. Tras varios malos rollos y cruce de declaraciones con Eric Boullier, jefe del equipo, Quick Nick fue despedido tras una espectacular fogata en el Gran Premio de Hungría, pese a ir, una vez más, por delante de su compañero Petrov en el campeonato.

Y ahí se acabó todo. Con 34 años se acababa la trayectoria de Nick Heidfeld en Fórmula 1. Sin duda un piloto que apuntaba a más, que parecía destinado a grandes epopeyas dentro de la Fórmula 1. Para algunos Quick Nick, un piloto capaz de batir a pilotos que pelearon por el título como Raikkonen, Massa, Webber, Villeneuve o Kubica. Para otros una cosechadora de puntos, regular pero sin talento que simplemente llevaba el coche hasta la meta. En cualquier caso, Nick Heidfeld es veterano de mil batallas, un guerrero de la Fórmula 1 que siempre merece el respeto del aficionado.

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