VICTORIA EN 2003

GP de Japón: Recordando a Rubens Barrichello

Repasamos la larga trayectoria del piloto brasileño en la F1, haciendo especial hincapié en su victoria en Japón en 2003.

Roberto Rodríguez 2 de Octubre 2014 12:12

El Gran Premio de Japón de 2003 se presentaba trepidante. Después de dos temporadas en las que Schumacher finiquitó el título con mucha antelación, Suzuka iba a volver a decidir quién sería campeón del mundo. Tras el descalabro de Montoya en Indianápolis, solo quedaban dos aspirantes: Michael Schumacher, que quería ser el piloto con más títulos de la historia, y Kimi Raikkonen, que necesitaba ganar la carrera y que El Kaiser no lograse puntuar. Y en mitad de esa batalla Rubens Barrichello iba a ser mejor escudero que nunca.

Para la llegada de Rubens Barrichello a la Fórmula 1 hay que remontarse a principios de la década de los 90. Fue en 1993, después de ser tercero en la Fórmula 3000, cuando Rubinho hizo su aparición en el gran circo a los mandos de un Jordan. Mientras el segundo asiento del equipo irlandés se convertía en un desfile de pilotos por el que pasaron Irvine, Apicella, Naspetti, Capelli y Boutsen, Barrichello completó con el equipo las dieciséis carreras del campeonato aunque sin mucho éxito, ya que hasta en nueve ocasiones el coche no cruzó la meta, generalmente por averías. Sin embargo, con la temporada ya agonizante, el idilio de Rubens con Suzuka iba a comenzar.

Barrichello clasificó duodécimo, cuatro puestos detrás de su novato compañero de equipo, Eddie Irvine, y para colmo cedió más posiciones aún en la arrancada. No era un inicio prometedor, pero entonces apareció la lluvia. El brasileño era uno de esos pilotos especiales cuando la pista patina, uno de los que danzan bajo el agua en lugar de pelearse con su bólido. Pronto Rubens se abrió camino. En la vuelta 20 ya rodaba en los puntos, sexto, justo por detrás de Irvine. Finalmente pudo superar al norirlandés, y pese a rodar durante un rato cuarto, el Williams de Hill fue demasiado. La quinta posición era la plaza de Barrichello, que sumaba así sus primeros puntos en Fórmula 1. En el día que Senna y Prost subieron a un podio por última vez, Rubinho también había alcanzado su pequeña cota de historia.

Alegrías y sufrimientos

1994 iba a ser un año de contrastes. De grandes alegrías y de hondas, profundas, penas. El Jordan había mejorado. En Brasil, cita inaugural, Rubens llegaba cuarto a meta mientras su compañero Irvine se llevaba por delante a varios coches y era sancionado por tres pruebas. Para el Gran Premio del Pacífico tocaba asaltar el podio. Barrichello partía octavo, pero en la salida Hakkinen golpeaba a Senna quedando varios coches fuera de combate, lo que permitía a Rubinho subir hasta la cuarta posición. Después de superar a Berger y a Hill, llegó a conducir segundo, justo detrás de Schumacher, pero finalmente el Ferrari del austríaco fue más rápido que el Jordan y Barrichello tuvo que conformarse con una fantástica tercera posición. No solo era el primer podio de su vida, sino que también era el primero de la historia del equipo Jordan. Rubens estaba exultante. Pero como la Fórmula 1 es así, solo quince días después llegaría el desastre.

Gran Premio de San Marino de 1994. Prácticamente sobra cualquier explicación. Posiblemente nos situamos ante el peor fin de semana de la historia de la Fórmula 1. El viernes Rubens Barrichello sufría un accidente terrorífico. Su Jordan salía disparado y volaba directo al muro en la penúltima chicane del circuito de Imola. Por suerte, Rubinho estaba bien. Tenía algunas lesiones que arrastraría toda la temporada, pero eso no le iba a impedir correr la siguiente carrera. Peor suerte iban a correr Roland Ratzenberger durante la clasificación del sábado y su mentor, Ayrton Senna, durante la carrera del domingo. Ambos pasarían a engrosar, y ojalá que a poner punto y final, a la lista de pilotos fallecidos en la Fórmula 1. Con Senna ya viéndolo desde arriba, sobre el también malherido Rubens Barrichello recaía el peso de continuar la tradición exitosa que Brasil arrastraba en la Fórmula 1.

Primera pole

El resto de la temporada se iba a caracterizar por la regularidad, hasta en cuatro ocasiones más Rubens obtuvo la cuarta posición, y sobre todo por una fantástica pole position en Spa-Francorchamps. Allí, con una vuelta brillante, Barrichello metió tres décimas de ventaja a Schumacher y obtuvo su primera, y también la del equipo, pole position. En carrera la cosa no iría tan bien, y tras una mala salida Rubinho terminó estrellándose contra el muro cuando rodaba quinto. El campeonato terminaba con el brasileño sexto en el mundial, aun habiendo corrido tocado gran parte de las carreras. Las sensaciones, pese a todo, eran fantásticas.

Para el 1995 Jordan cambió sus motores Hart por los de Peugeot, lo que les supuso algún problema más de fiabilidad. En Canadá Barrichello lograba su mejor resultado. En una carrera loca, el brasileño era segundo detrás de Alesi, y justo por delante de su compañero Irvine que completaba el primer doble podio de la historia de Jordan. Pese a ese buen resultado en un día complicado, el balance de la temporada fue peor. Undécimo en el mundial con once puntos, uno más que Irvine. 1996 sería el último año de Barrichello con Jordan. Aunque el brasileño apareció con cierta frecuencia por los puntos, no pudo sumar ni un solo podio, quedándose dos veces en la cuarta posición. Catorce puntos en el mundial no eran suficientes, tocaba buscar un nuevo reto. Y mientras Eddie Irvine, constantemente derrotado por Barrichello en Jordan, se iba a Ferrari junto a Schumacher, a Rubens le tocaba asociarse con Jackie Stewart en su recién llegado equipo Stewart GP motorizado por Ford.

La primera temporada se puede resumir muy fácil: quince abandonos en diecisiete carreras, todos salvo uno por avería. Por fortuna uno de los dos circuitos donde el coche no se paró fue en Mónaco, y allí importan mucho las manos del tipo que va al volante. En parrilla Rubens se situó décimo, a un segundo del Williams de Frentzen. La carrera, bajo la lluvia, estaba diseñada para ver una gran remontada monegasca. En la salida se crea el desconcierto. Los Williams salen con seco pero sus rivales con mojado, y pronto comienzan a superarles. Uno de ellos Barrichello, que después del primer giro ya es cuarto. Tras un semitrompo de Ralf Schumacher en Loews se sitúa tercero, y una vuelta después adelanta de forma magnífica a Fisichella a la salida del túnel situando su Stewart GP en segunda posición, por delante de los dos Jordan, su ex equipo. A partir de ahí fue coser en cantar, mantener la segunda posición, ya que Schumacher era inalcanzable, y obtener un podio formidable con un coche deficiente. Un brasileño remontando hasta la segunda posición en Mónaco bajo la lluvia y con un mal coche, sonaba a cosas muy grandes. Una vez más Barrichello le daba a un equipo el primer podio de su trayectoria. Aunque la temporada no pasaría de ahí, seis puntos correspondientes a esa segunda posición y nada más. Jan Magnussen, su compañero, ni siquiera sumó un solo punto. En el 1998 la cosa no iba a mejorar, más bien todo lo contrario. Barrichello acabó alguna carrera más, pero un par de quintos puestos fueron los mejores resultados, sumando cuatro puntos por uno de Magnussen. La situación era muy complicada en el equipo de cara a 1999, pero entonces todo iba a mejorar.

Resurgimiento

En la temporada 1999 el equipo resurge. El nuevo SF-3 diseñado por Stewart GP es un coche competitivo que poner a los mandos de Rubens Barrichello y Johnny Herbert. En la primera carrera Rubinho sale cuarto y termina quinto, en la segunda sale tercero pero sufre una avería, y en la tercera consigue subirse al podio, en San Marino, en su carrera número 100. Bajo la lluvia en Francia Rubens iba a cerrar un fin de semana espectacular. El sábado conseguía la pole y el domingo se aupaba al podio en tercera posición, por detrás de Frentzen y Hakkinen. La superioridad de Barrichello sobre Herbert estaba siendo total hasta la llegada del Gran Premio de Europa, antepenúltima cita del campeonato, donde Stewart GP se iba a encontrar con la victoria en los últimos días de la escudería. Fue, otra vez, en lluvia. Rubens había completado la peor clasificación de la temporada, decimoquinto, justo detrás de Herbert. En la salida Pedro Diniz se estrella y la carrera queda neutralizada durante seis vueltas. Cuando se va el Safety Car quien progresa es Barrichello, que incluso llega a rodar tercero por delante siempre de su compañero de equipo.

Pero la lluvia estaba dispuesta a darle la vuelta a la situación. Con la pista cada vez más empapada los líderes comienzan a sufrir y Herbert progresa. Después de que Ralf Schumacher se vaya fuera el británico lidera la carrera con Stewart GP y ¡gana! Barrichello llega tercero y suma un podio más en un día feliz para el equipo pero agridulce para Rubinho. Le hubiese gustado ser él, y no el compañero a quien estaba batiendo toda la temporada, quien ganase la carrera. Y para colmo, el otro compañero al que superó holgadamente, Eddie Irvine, pierde el campeonato del mundo con su Ferrari por solo dos puntos. Quizá si hubiese sido Barrichello el que dispusiera de esta oportunidad todo habría sido diferente en su carrera. Pero las oportunidades siempre llegan. Tras perder Irvine el campeonato es despedido de Ferrari, a cambio los de Maranello se han fijado en un piloto que logró hacer cuatro podios con un Stewart GP, Rubens Barrichello.

Con el nuevo siglo iba a comenzar la mejor, y a la vez la peor, época de Rubens Barrichello. La mejor porque fue la que más éxitos le trajo, la que le dio victorias, podios y subcampeonatos. La peor porque posiblemente fue en la que se estancó su potencial. Iba a convertirse en el Edwin Aldrin del mejor equipo de la historia de la Fórmula 1. La temporada 2000 era la del retorno de Ferrari a la victoria. Michael Schumacher iba a ganar el campeonato disputándoselo a Hakkinen hasta el final mientras que Barrichello iba a obtener nueve podios, más que en toda su carrera junta. Aunque el día de mayor gloria iba a llegar en Hockenheim, en el antiguo, y una vez más bajo la lluvia, donde afloran los grandes pilotos. Rubinho había completado su peor clasificación del año, decimoctavo. El viejo Hockenheim mojado suponía el reto definitivo para él. En la salida Schumacher y Fisichella se estrellan, mientras Rubens progresa hasta la décima posición. Pronto se deshace de Zonta y Villeneuve, Barrichello viene endiablado. Irvine, Verstappen, Herbert, de la Rosa, Trulli... nadie puede frenar a Rubinho que se coloca tercero, detrás de los dos McLaren. Y entonces sale el Safety. A su retirada, con la lluvia arreciando, el Ferrari es muy superior. Barrichello se impone sin rival y obtiene una victoria épica desde la decimoctava posición. ¡La primera victoria en Fórmula 1 de su vida! A final de temporada Rubinho fue cuarto en el campeonato, pero la aclimatación al nuevo equipo estaba completada.

Temporada decisiva

Quizá 2001 fue un año decisivo. Si Rubens se hubiese acercado al rendimiento de Schumacher puede que hubiese tenido una chance dentro del equipo, pero eso estuvo muy lejos de la realidad. El Kaiser arrasó, ganó nueve carreras y se llevó de calle el campeonato. Por su parte Barrichello ni siquiera pudo ganar una. Completó diez podios, pero nunca cerca de su compañero, que se proclamó en tetracampeón y en líder indiscutible, aún más, de Ferrari. Y todavía quedaba lo peor. La temporada 2002 iba a ser todavía más dominante que la anterior por parte de los de Maranello. Rubinho comenzó con la pole en Australia, pero si tenía alguna esperanza de que la temporada fuese diferente para él pronto voló por los aires igual que el Williams de Ralf Schumacher lo hizo sobre su Ferrari. En Austria, otra vez desde la pole, Barrichello tenía la oportunidad de sumar por fin su segunda victoria, pero entonces llegó uno de los peores momentos de la Fórmula 1 reciente. Desde la salida, Rubinho obtenía la punta de la carrera, delante de Schumacher. El alemán lo intentaba, pero Barrichello estaba en su día y no soltaba la primera posición. Entonces, con el campeonato ya prácticamente definido en favor de Schumacher, que había ganado cuatro de las cinco primeras carreras, llegó el momento.

Desde Ferrari pedían a Rubens ceder la posición en favor de su compañero, incluso llegando a amenazarle con su contrato. El brasileño, muy presionado, acabó cediendo la posición sobre la misma línea de meta, entrando segundo a solo una décima de Schumacher, en el que posiblemente sea uno de los momentos más triste de la carrera de Barrichello. Ya en el podio, El Kaiser cedió el lugar y el trofeo a un Rubens a quien nada consolaba. Ese día era la definitiva constatación de cuál era el lugar de Rubinho dentro de Ferrari. Luego llegaron las victorias, cuatro, con el título ya sentenciado. La primera en Nurburgring, en una carrera liderada de principio a fin y con Schumacher pegado detrás, como en Austria. Pero esta vez nadie frenaría a Barrichello. Otro calco fue Hungría. El brasileño logró la pole por menos de media décima, y la hizo valer para mantener a raya a su compañero durante toda la carrera. En Monza la carrera precisó de algo de batalla, ya que Williams tenía un potente motor con el que Montoya y Ralf Schumacher podían pelear por la victoria. Sin embargo los coches de Grove se desvanecieron, y Barrichello pudo conducir plácidamente hasta la meta con, otra vez, Schumacher pegado al alerón trasero de su Ferrari.

La situación más dantesca iba a llegar en Indianápolis, la cuarta y última victoria de Barrichello en 2002. Allí Michael lideraba, pero en la última vuelta quiso devolverle a su compañero aquella victoria de Austria. Los dos Ferrari cruzaron la meta en paralelo, en uno de los finales más apretados de la historia, con Rubinho once milésimas por delante. En total, sumando las distancias entre los dos Ferrari en los cuatro triunfos de Barrichello, el resultado sería 0,994 milésimas. ¡Menos de un segundo! Rubens acabó subcampeón por primera vez. En un año raro, en el que había sumado cuatro victorias pero en el que había sido definitivamente degradado a la situación de segundo piloto. Quizá si hubiese empezado el año mejor, si Ralf Schumacher no lo hubiese arrollado en Australia... Quizá si no le quitan la victoria en Austria, o si no se pierde las carreras de España y Francia... La mente de Barrichello era un constante quizá que le empujaba a seguir, un año más intentando el sueño de ser campeón del mundo.

Pérdida del dominio

Sin embargo la nueva temporada iba a traer sorpresas. El Ferrari de 2003 no era, ni mucho menos, tan dominante. De hecho los de Maranello iniciarían el campeonato con el coche de 2002 y McLaren arrancó más fuerte la temporada. Esto, aunque no lo parezca, podía ser una buena noticia para Rubens, que quizá así pudiera batir a un Schumacher menos acostumbrado a pelear. Llegaba el Gran Premio de Brasil. En 1973 había ganado Fittipaldi, en 1983 lo había hecho Piquet, en 1993 el éxito se lo llevó Senna. 2003 tenía que ser el año de Barrichello. El sábado, con una mínima ventaja sobre Coulthard, el piloto local se hacía con la pole. En la carrera se iba a desatar el diluvio, y pese a que al principio sufrió, pronto el gran talento de Rubinho le haría recobrar la cabeza de carrera. Rubens lideraba con ventaja cuando en la vuelta 46 todo saltaba por los aires. La bomba de gasolina del Ferrari fallaba. Barrichello se quedaba tirado ante los disgustados aficionados brasileños. Ese día corrieron lágrimas por Interlagos. Solo ocho vueltas después la carrera se daría por finalizada por los accidentes de Alonso y Webber. Ocho vueltas, eso fue lo que le faltó a una maldita bomba de gasolina para que Rubens Barrichello hubiese podido emular a los grandes héroes del automovilismo brasileño.

Cuando el nuevo coche, el F2003-GA, entró en escena volvió el dominio de Schumacher durante algunas carreras, hasta que Williams y McLaren recuperaron el terreno perdido. En Silverstone, en una carrera complicada, Barrichello hizo la pole y ganó, sobreponiéndose incluso a la salida de un señor a la pista. Después de eso Rubens estaba a veinte puntos de Michael, pero si quedaba alguna esperanza volarían en Hockenheim y Hungaroring, con dos accidentes que descartaban al segundo Ferrari del campeonato. Ya solo quedaba ayudar a Schumacher en su lucha con Raikkonen y Montoya, y aquí es donde nos habíamos quedado.

Ya en Indianápolis Barrichello había echado una buena mano a Schumacher forzando un accidente con Montoya que a la postre acabaría descartando al colombiano del campeonato. Ahora quedaba Raikkonen, el último que aún resistía a los Ferrari y amenazaba con evitar que Michael superase a Fangio. La hazaña era complicada, pero todo se iba a torcer para los de Maranello. Barrichello lograba la pole, pero Schumacher se quedaba decimocuarto, y arrancaría fuera de los puntos. Aunque Raikkonen no intimidaba demasiado desde la octava plaza (necesitaba ganar) se intuía que podía recuperar posiciones rápidamente. Así fue, ya que Kimi logró ponerse cuarto en los primeros giros, mientras Schumacher sufría mucho por detrás, e incluso rompía su alerón delantero contra Takuma Sato. Las alarmas se encendían definitivamente en Ferrari cuando tanto Alonso como Montoya rompían, dejando a Raikkonen en la segunda plaza mientras Schumacher andaba perdido en el pelotón. Como un trapecista sin red, Barrichello no tenía margen de error: cualquier error entregaba la victoria a Kimi y ponía en jaque, más aún, a Ferrari. Pero no lo iba a cometer. Barrichello, en su labor de perfecto escudero, ganó la carrera por delante de Raikkonen y, pese a que Schumacher acabó cogiendo el punto que le había falta para campeonar, no hubiese sido necesario gracias a una gran actuación de Barrichello en un circuito especial, mágico, que veía como Michael Schumacher se coronaba como seis veces campeón del mundo.

Carrera en declive en Ferrari

La trayectoria de Barrichello en Ferrari no fue a mucho más. En 2004 logró dos victorias, en Monza la primera y en el nuevo trazado de China la segunda, pero jamás pudo plantar cara a Schumacher, que se paseó con el bestial F2004 en busca de su séptimo y último campeonato. En 2005 Ferrari volvió a empezar con el coche de la temporada anterior, pero a diferencia de 2003 en esta ocasión el tiro les salió por la culata. El coche era lento, lejos de los más rápidos, y dentro del equipo saltaron chispas con Michael Schumacher. Un adelantamiento muy arriesgado en la última vuelta en Mónaco cuando los dos peleaban por ser séptimo fue la gota que colmó el vaso. Ese día Barrichello decidió abandonar Ferrari. Sorpresas de la vida, el destino le brindó la oportunidad de pelear por una nueva victoria, poco honorifica, pero que cuenta. En Indianápolis, con solo seis coches en la pista. Dos Jordan, dos Minardi y ellos, Michael Schumacher y Rubens Barrichello, subidos en los Ferrari para obtener una última victoria personal. Cuando el alemán salía de su última parada en boxes, el brasileño aparecía por su espejo izquierdo. Iban a jugarse la victoria, una última victoria, en la primera curva. Rubens atacó, pero Michael cerró todas las puertas y mandó a su querido compañero al césped. El Kaiser se quedó con la victoria y Barrichello, a 1,5 segundos, pensando que quizá Ferrari no era su sitio. Al final de temporada tocaba cambiar de equipo. Llegaba Honda, una prometedora y apetecible apuesta que acabaría convirtiéndose en una travesía por el desierto.

El primer año el RA106 de Honda era un buen coche. Con él Button ganó en Hungría y consiguió varios podios, sin embargo Rubens no se consiguió adaptar. Siempre detrás de su nuevo compañero, solo logró ser cuarto en Mónaco y Hungría como mejores resultados, y séptimo en la clasificación final del mundial, a 26 puntos de Button. 2007 iba a ser el colmo. El coche decorado con motivos ecológicos era uno de los peores de la parrilla. Barrichello no lograba puntuar en todo el año, mientras que Button conseguía seis puntos y hasta Sato, de Super Aguri, teórico equipo B de Honda, lograba cuatro. En solo tres temporadas Barrichello había pasado de ser subcampeón del mundo a ni siquiera puntuar en toda la temporada, así son las carreras. Y el nuevo vehículo para 2008 no iba a ayudar. Era muy lento, tanto o más como su predecesor, sin embargo este año las tornas iban a cambiar en el equipo. Disputar el Gran Premio 257 en Canadá y batir el record de Ricardo Patresse sentó bien a Rubens. Barrichello superaba a Button con cinco puntos del brasileño por tres del británico. Quizá Silverstone podía ser una buena oportunidad para que Jenson le diese la vuelta a la situación. La lluvia asolaba el circuito, que más bien era pista de patinaje. En pleno festival de trompo el talento del ya veterano Rubinho estaba a punto de salir a la luz de nuevo. Con una estrategia fantástica, utilizando los neumáticos de lluvia extrema en el momento oportuno, Barrichello logró progresar de una manera meteórica. En apenas diez vueltas ascendió a la segunda posición, y aunque luego perdió una al volver a poner las ruedas intermedias, el tercer escalón del podio sabía a gloria para un Rubinho que, después de mucho sufrimiento, volvía a ser feliz, plenamente feliz. La temporada se cerraba con un 11-3 en favor de Barrichello y con una gran incógnita. Honda se retiraba de la Fórmula 1, y nadie sabía que iba a pasar con los restos del equipo. Posiblemente la carrera de Brasil 2008 hubiese sido la última de Rubens Barrichello en Fórmula 1.

Aventura exitosa en BranwGP

2009 iba a ser un cuento de hadas. Ross Brawn se había quedado con Honda por la cantidad simbólica de un euro y, después de flirtear con Bruno Senna, estaba dispuesto a mantener a su pareja de pilotos. No quedaba ahí la cosa, en las primeras pruebas invernales el nuevo BrawnGP era un cohete inalcanzable para los rivales. En el nuevo cambio normativo, Ross Brawn se había movido mejor que nadie para convertir que un equipo de saldo se convirtiera en campeón. Pero la peor pesadilla de Barrichello iba a reaparecer. Button, en modo Schumacher, ganaba seis de las primeras siete carreras del campeonato. Rubinho se tenía que conformar con ser segundo en tres de ellas y perseguir a distancia a su compañero. Pero entonces todo iba a cambiar. El rendimiento de Button, atenazado ante la posibilidad de lograr el título, bajó, y por el contrario el de Barrichello creció. En Valencia saltó la banca. El brasileño le ganaba la carrera a Hamilton mientras que Jenson solo era séptimo.

La pelea se cerraba entorno a los dos hombres de BrawnGP. En Bélgica Rubens seguía recortando, y en Monza llegaba el golpe definitivo. Barrichello se imponía a Button en el cuerpo a cuerpo y dejaba en solo catorce puntos la ventaja del inglés. En Brasil, penúltima prueba del campeonato, se preparaba una olla a presión. La torcida veía que ese viejo sueño de ver a Barrichello campeón todavía podía cumplirse. El sábado Rubinho se quedaba con la pole y Button, atenazado, caía hasta el decimocuarto puesto. ¡Más madera! Pero en la carrera todo se deshinchó. Jenson remontó posiciones y Barrichello sufrió problemas en su coche que le hicieron perder la posición con Webber. Después, tras un toque con Hamilton, el neumático del BGP001 reventaba en la recta de Interlagos. La afición veía volar, definitivamente, el título de Rubinho. Button era campeón, y con la compra del equipo por parte de Mercedes era su viejo amigo, Michael Schumacher, quien precisamente iba a desbancarle para 2010. Antes de la retirada, tocaba vivir una última aventura.

Etapa final en Williams

Williams era el futuro. Un equipo de leyenda venido a menos en el que poder darse el lujo de pilotar para despedirse de la Fórmula 1 dando lecciones de buen pilotaje a sus jovencitos compañeros. Primero fue a Hulkenberg en 2010. Barrichello lo superó por 47 puntos a 22, aunque el alemán mostró su clase con una fantástica pole en Interlagos. La cuarta posición en Valencia, rozando el podio, fue el mejor resultado de Rubens en un año más recordado por el adelantamiento que protagonizó sobre Michael Schumacher en Hungría, en el que el heptacampeón lo arrinconó contra el muro para intentar cortar su avance. El brasileño esta vez no se iba a arrugar y logró, en propias palabras suyas, "uno de sus adelantamientos más bellos". En 2011 el nuevo compañero era Pastor Maldonado, otro rookie que caería derrotado, 4-1, frente a Barrichello, conduciendo ambos el que en cuestión de puntos es el peor Williams de la historia. Rubens solo pudo ser séptimo en Mónaco y Canadá, y después de 19 temporadas de mastodóntica carrera puso fin a su etapa como piloto de Fórmula 1. A sus espaldas 323 carreras disputadas con once victorias, catorce poles, 68 podios y dos subcampeonatos. Y haber pilotado en algunos de los más grandes equipos de la historia. Un auténtico piloto de carreras, talentoso en lluvia y veloz en seco al que posiblemente su mentalidad traicionó. Quiso pero no pudo, o no le dejaron. En definitiva, una gigantesca y dramática carrera deportiva en la que posiblemente perdiésemos, en parte, a uno de los grandes talentos de la Fórmula 1, el de Rubinho Barrichello, pieza básica y desagradecida del mejor equipo de la historia.

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