Lo que se ha vivido hoy en Interlagos no se volverá a repetir en muchos muchos años: decidirse un título Mundial en la última curva de la última carrera de una temporada.
Ver a miles de brasileños saltando de alegría cuando Felipe Massa cruzaba la línea de meta en primera posición mientras no se daban cuenta de que Lewis Hamilton, que no conseguía dar caza a Sebastian Vettel, adelantaba a Timo Glock para hacerse con el Mundial, ha sido de lo más dramático que se ha vivido nunca en la Fórmula 1.