El negocio de la Fórmula 1 ha entrado en crisis, eso está claro, y se ha decidido echar el freno al dispendio de lujo, derroche y a la inversión en tecnología punta. Después de que la FIA y la FOTA hayan acordado abaratar costes para la temporada 2009, el debate de la crisis sigue atizando a uno de los espectáculos más caros del Mundo.
Hay quien se atreve a decir que éste es el principio del fin, olvidando tal vez, que la F1 supo salir airosa de la gran recesión vivida entre 1989 y 1992, pese a que el impacto negativo de la misma duró cinco años con la salida de Honda en la fabricación de motores en 1992 o de Lamborghini al año siguiente y la de Renault en 1997.
Pero también con la llegada de la marca francesa reconvertida en equipo en 2002, la vuelta de Honda dos años antes y la creación de su escudería en 2006 hasta su renuncia al final de esta temporada. En momentos de bonanza, Peugeot llegó incluso a ser fabricante de motores en 1994.