Después de toda la polémica que hubo en el GP de Gran Bretaña, cuando la FIA avisó que anularían las vueltas de todo aquel que excediera los límites de la pista en determinadas curvas, llegamos al GP de Hungría, donde Charlie Whiting lo tiene claro: van a controlar de aquí en adelante los límites de la pista de forma electrónica, a través de sensores que se situarán en los pianos de las curvas.
Las quejas de los pilotos respecto a los pianos disuasorios de Austria, que llegaban incluso a romper partes de los monoplazas en algunos casos, también han sido escuchadas con esta nueva medida. Los pianos disuasorios serán retirados, pero en su lugar se colocarán dichos sensores electrónicos para saber cuándo se ha salido un piloto y, tal como se empezó a practicar en Silverstone, anularle el tiempo de vuelta logrado (en caso de ser en una sesión del viernes o sábado).
"Ya que las áreas más allá de los pianos se han ajustado a la misma altura que los pianos mismos, los disuasorios ya no estarán presentes. A cambio, hemos instalado sensores a 1'6 metros desde el límite de la pista que nos alertarán cuando un coche tenga las cuatro ruedas fuera de la pista en esos dos lugares", explicaba Charlie como advertencia a los equipos.