Daniil Kvyat ha admitido que la temporada 2016 ha sido una caracterizada por la supervivencia y lucha, un año que quiere dejar atrás cuanto antes. Y es que el año del piloto ruso estalló cuando, de forma repentina, le echaron de Red Bull para bajar a Toro Rosso y dejar paso a Max Verstappen en el equipo grande de la marca de bebidas energéticas. Forzado a trabajar y demostrar su rendimiento de nuevo desde cero, Kvyat también tuvo que contentarse con competir junto a Carlos Sainz, otro piloto joven con talento de la academia, y con la incertidumbre ante la espera de su futuro.
Obviamente, la reciente extensión de su contrato en Toro Rosso tranquilizó a Kvyat, pero eso no va a hacer que el joven olvide la experiencia vivida en 2016 y las lecciones aprendidas por el camino. "Sí, no ha sido un año fácil, sino más bien un año de supervivencia. Al principio tenía grandes planes, pero luego la temporada ha sido de supervivencia. Ahora parece que he podido situarme en una posición para poder seguir en F1 el año que viene con Toro Rosso. Pero ha sido un año de supervivencia: no me ha gustado y no quiero que pase de nuevo".
Es posible que el rendimiento que ha demostrado en las diferentes carreras no le hayan hecho brillar ante el paddock, pero los acuerdos que ha habido fuera de cámaras han ofrecido una visión más elaborada del entorno de trabajo de Kvyat. "Te proporciona una visión más amplia sobre las cosas y detalles que deberías tener en cuenta, a qué cosas deberías prestar atención".
"Hay muchos detalles interesantes que he aprendido, no solo en la pista porque, de hecho, por desgracia, cuando este tipo de cosas suceden en tu carrera deportiva, es más difícil aprender algo en el circuito, así que mi progreso frenó un poco. Por suerte, estoy trabajando con un grupo ingeniero muy hambriento y nos estamos empujando mutuamente. Después del parón de verano sentí que podía gestionar mi atención en la pista, y los frutos llegaron y empecé a sentirme mucho mejor", finaliza el ruso.