LA OPINIÓN DE EDUARDO RUIZ

El sueño del campeonato es posible

Un artículo de opinión de Eduardo Ruiz analizando la situación de los pretendientes a llevarse el título esta temporada.

Eduardo Martín Ruiz 2 de Junio 2017 19:30

@eduardoruiz2011

Quizás sea prematuro pero la realidad y la prepotencia de los resultados nos hace pensar que estamos ante la cierta posibilidad de ver a Ferrari ganando los campeonatos mundiales de pilotos y constructores.

Pasaron seis Grandes Premios y la primera conclusión es que Ferrari y Mercedes dirimirán el certamen para equipos, y Sebastian Vettel y Lewis Hamilton la preciada corona de pilotos. Podría ser la quinta para Vettel o la cuarta para Hamilton. Sin dudas, dos grandes. Las sensaciones parecen inclinarse a Vettel y Ferrari. El auto italiano ha nacido bien y desde los primeros ensayos se mostró rápido. De Vettel poco podemos agregar. Su temperamento es ganador 100% y pareciera estar en el punto justo de maduración en esta temporada 2017. Es veloz, seguro, pensante y definidor como pocos. Prueba clara es lo acontecido en Mónaco. Algunos no dudan en manifestar un amplio apoyo de la Scudería a Vettel en la estrategia adoptada en las calles del principado. Otros remarcan la contundencia del alemán en las vueltas que siguieron al pit stop de Räikkönen. En ese puñado de giros Vettel voló, literalmente, en Montecarlo, marcando record tras record lo que le permitió salir puntero una vez que realizó su detención para el recambio de neumáticos. De ahí en más pulverizó cualquier ambición de Räikkönen, quien también bajó los brazos y no intentó o no pudo o no lo dejaron ir en busca del liderazgo.

Ferrari, en su rica historia de campeonatos ganados, siempre ha tenido una estructura verticalista de apoyo firme al piloto de turno. Sucedió en época de Niki Lauda, encumbrado número uno del team, frente a sus compañeros de esos momentos como fueron Regazzoni en el 75 y Reutemann en el 77. Más acá en el tiempo Michael Schumacher fue una máquina de ganar con laderos bien definidos como fueron Eddie Irvine y fundamentalmente Rubens Barrichello en el período 2000/2004 donde Schumi ganó cinco campeonatos del mundo. A todo esto, excepto de esta última seguidilla de Schumacher, a Ferrari siempre le costó mucho mantener regularidad y protagonismo. Fíjese. Gana de la mano de Ascari los mundiales 52/53. Pasan cinco años hasta que Hawrthorn se consagra en 1958. Después gana Phill Hill en el 61 y Surtees en el 64 y se abre una brecha de 11, leyó bien, once años hasta que Lauda se consagra en 1975 y repite en 1977. La estela de Lauda la continúa Jody Scheckter en 1979 y de allí la oscuridad, otra vez, por 21 largos años ?dije veintiún años- momento en que la era dorada de Ferrari y Schumacher se inicia y termina con la conquista de cinco mundiales consecutivos. El último fue Kimi Räikkönen en 2007, año recordado por el espionaje técnico de McLaren a Ferrari, la multa y desclasificación de ese mundial del equipo inglés, la tremenda interna entre Alonso y Hamilton, y una definición recordada en Brasil donde Kimi se corona aprovechando algunos problemas técnicos en el McLaren-Mercedes del por entonces debutante Lewis. Y ahora volvieron a pasar diez años para ver, analizar y evaluar que, efectivamente, hoy Ferrari tiene la artillería bien afinada para llevarse los campeonatos de marcas y pilotos.

Obvio que nada de esto será fácil. La pelea es dura y será más aún contra Mercedes. No está dicha la última palabra, hay que ir carrera a carrera. No va a entregarse así porque si Hamilton, y no va a escatimar esfuerzos el equipo desde lo técnico para intentar llevarse una cuarta corona consecutiva. Desde 2014 parecen imbatibles las flechas plateadas, con dos títulos de Hamilton, uno de Rosberg y las tres Copa de Constructores.

El duelo está abierto. Es tan grande la batalla que cada detalle cuenta y vale mucho. Por eso, aunque los discursos públicos no hagan referencia a órdenes de equipo ni apoyos consumados, uno debe interpretar que Räikkönen y Bottas, excelentes pilotos, deberán apoyar la gestión de sus compañeros. No hacerlo puede ser letal. Cada punto en juego vale oro y nadie podrá especular con ellos. En condiciones normales tanto Sebastian como Lewis, son los hombres que vencerán y se irán repartiendo lo que queda del año. Si ellos o el medio mecánico flaquean, pues allí estarán Kimi y Valtteri, pero no en otra situación que no fuese la descripta. Parece una falta de respeto que con tan solo seis competencias disputadas estemos hablando solo de dos candidatos pero la realidad nos lleva a eso. Ferrari y Mercedes por la gloria y el resto de los equipos viendo como mejoran rendimiento o achican la brecha. Así es la F-1 de hoy y difícilmente cambie el panorama excepto algún acercamiento esporádico que pueda tener Red Bull.

Ferrari, una vivencia

Las pasiones ferraristas en todo el mundo se disparan y el tifossi sueña con un nuevo mundial. Hoy, tienen con qué. Hay un gran auto, un excelente equipo técnico y una dupla de pilotos muy fuerte que van por todo. El único lastimado puede ser Kimi. Lo de Mónaco no le gustó. Quedó claro en su gesto, más adusto que nunca, luego de la carrera. Sin embargo, su profesionalismo deberá aplicarlo en función de la necesidad del equipo y hoy, esa necesidad, pasa por secundar, apoyar y acompañar la gesta de Sebastian Vettel. El andar del calendario nos irá dando más pruebas y datos pero Ferrari está de pie y se planta firme para pintar el uno en los dorsales de sus autos rojos en 2018.

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