En Argentina sorprendió en los últimos días la visita de Charlie Whiting para recorrer las instalaciones del Autódromo de Buenos Aires, escenario de los 20 Grandes Premios que la F1 disputó por estas tierras sudamericanas.
Desde hace un buen tiempo hay curiosidad en autoridades gubernamentales y deportivas de por lo menos conocer la opinión en relación al estado del circuito, inversiones a realizar y posibilidades concretas de volver a ser parte del gran circo.
Buenos Aires no es casual. Desde siempre ha sido el escenario ideal para la F1 por la infraestructura de una gran ciudad que contempla todo lo que se necesita en hospedaje, comidas, comunicaciones y todo lo periférico a una carrera de autos. Algunos piensan también en Termas de Rio Hondo, donde corre el Moto GP pero quizás le falte parte lo mencionado que tiene Buenos Aires.
La recorrida de Whiting dejó claro varios aspectos. El autódromo, que cuenta con varios dibujos, tiene muchos puntos en los que trabajar. Aspectos de seguridad, aunque Whiting destacó las vías de escape, elección del trazado, reformas edilicias en el sector de los pits y la colocación de una torre de control, race control, para el seguimiento de las posiciones por parte del público.
A lo largo de su historial hubo alternancia de dibujos. El circuito nueve, en el que Juan Manuel Fangio ganó cuatro veces y en el que Carlos Reutemann hizo la pole en su debut en la F1 en 1972; el circuito quince, rápido como pocos combinando partes ultra veloces con sectores trabados; y el circuito seis de las últimas ediciones en el período 1995/98, muy lento, un tradicional Mickey mouse de los años posteriores a la muerte de Senna donde la sensibilidad estaba a flor de piel. Hoy la opción pareciera ser la del circuito seis, aunque cuentan que Whiting se fue pensando en el quince, mucho más atractivo y exigente.
Nada que no se pueda hacer en el rubro inversiones. Eso sí, difícil porque se comenta que en un primer análisis el costo de la obra estaría rondando los U$S 50.000.000. A eso habría que sumarle otro tanto anualmente como pago a la categoría. Son cifras, en Argentina, importantes y difícil de reunir con aportes privados, y muy difícil de justificar si hubiese apoyo económico del gobierno en una situación económica que dista de ser la ideal para este tipo de inversiones. Hay otras prioridades.
No obstante, el interés político es manifiesto. El ministerio de turismo, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, son los entes que, en principio, habrían manifestado el interés en poder entablar alguna negociación con la gente de Liberty Media.
El autódromo de Buenos Aires, desde hace poco más de un año, es gestionado en conjunto por el gobierno de la ciudad (GCBA) y la Asociación Argentina de Volantes (AAV). La inyección económica y el trabajo realizado por las partes están dejando al autódromo en un grado 3 FIA que prontamente podría ser grado 2.
La F1 está lejos todavía de Argentina pero los primeros pasos para volver al calendario han empezado a darse. Buscar un lugar junto con Brasil para, incluso, abaratar los costos de traslado de toda la categoría, también es parte del plan de trabajo.
Durante mucho tiempo Argentina fue uno de los escenarios más prestigiosos del calendario. La historia automovilística del país con los nombres de Fangio, Froilán González y Reutemann, merece una nueva posibilidad.
Es el momento donde la política y las inversiones privadas deben ponerse de acuerdo para solventar un número grande. Es cierto que alrededor un GP se mueve mucho dinero también. Publico que viene de todo el mundo, hotelería, gastronomía, el nombre del país en todo el mundo durante la previa, el durante y el post gran premio, gastos de turismo, etc, etc, son algunos de los puntos que deben contemplarse seriamente.
El tiempo será testigo. Desde aquí, sin embargo, y con cierto optimismo, diría que no pasará mucho tiempo más antes que Argentina vuelva a ser parte del campeonato del mundo.