El halo de los monoplazas 2018 de la Fórmula 1 despertó polémica desde el primer minuto, por su rasgo principal, que va contra la naturaleza del deporte: cubrir el cockpit. Miles de voces partidarias y opositoras se han alzado desde entonces. Por eso, desde este lado surge un interrogante: ¿se le puede dar más utilidad, además del aporte a la seguridad?
Con el inicio de los test en Barcelona se han visto autos idénticos en los equipos, con un halo exactamente igual en ambos, y por lógica, obstruyendo un poco la visibilidad de los cascos desde el exterior.
Sabido es, de manera casi unánime, que el halo causó desagrado al por mayor en cuanto a su apariencia, a menudo comparada con las ojotas populares en las playas por si similitud.
De aquí nace la duda: ¿Puede nacer una variante estética que le de un toque de originalidad al halo para atenuar, o al menos disimular el desagrado visual?
En colores es mejor
Por ejemplo: Red Bull bien podría dejar un halo del mismo azul que la superficie principal de la carrocería para Daniel Ricciardo, en cuyo casco predomina ese color, y dejar un rojo-anaranjado para el de Max Verstappen. De ese modo, el halo se volvería un claro identificador de los autos, para complementar las medidas tomadas por Liberty Media para la distinción más sencilla de los coches de cada equipo.
Lo mismo podría hacer Ferrari, con un halo totalmente blanco para Sebastian Vettel y negro para Kimi Raikkonen, o Sauber con uno azul o amarillo para Marcus Ericsson y uno rojo o blanco para Charles Leclerc. Los ejemplos se pueden multiplicar.
El halo es una realidad, está instalado, y aunque el rechazo sea mayúsculo, la seguridad quizás lo perpetúe en la Fórmula 1. Se puede combatir el desagrado estético con una utilidad.