El piloto de Fórmula 1 Max Verstappen, que conduce para Red Bull desde temprana edad junto al australiano Daniel Ricciardo, ha insistido tras completar el primer Gran Premio de la nueva temporada 2018, en que la disciplina en la que participa está viviendo una crisis en el plano competitivo y en el plano del entretenimiento. Por todos es sabido la importancia que este deporte ha depositado en el espectáculo; Liberty Media, actual empresa dueña de los derechos de la competición, ha repetido en los últimos meses su intención de revalorizar la trascendencia en los medios de la Fórmula 1. El propio Verstappen comentaba que de haber sido él uno de los espectadores que fueron testigos de las hazañas de los pilotos que el pasado fin de semana compitieron en Melbourne, no habría tardado demasiadas vueltas en apagar el televisor.
El evento comprende 58 vueltas, en las que se vivieron varios momentos de bastante interés para cualquier aficionado. Abandonos, adelantamientos, un 'safety car' virtual que fue clave en el desarrollo de la carrera hasta el final, movimientos estratégicos en las paradas en boxes, si bien es cierto que el arranque de la temporada dejó claro que no vamos a ser testigos de grandes refriegas o duelos entre monoplazas al estilo de hace una década. De hecho la mayor parte de los adelantamientos tuvieron lugar en la primera vuelta, o fueron obra de coches potentes que por circunstancias salieron más atrasados que lo que sería habitual para ellos, como es el caso del mercedes de Bottas, que pasó de salir 15º a acabar el Gran Premio en octava posición.
La mayor batalla que se vivió durante la carrera podría identificarse en el duelo entre el campeón y el campeón del Gran Premio, Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, y éste estuvo basado en el fracaso de Hamilton para conseguir sobrepasar al Ferrari del alemán. De hecho, las palabras de Verstappen tienen que ver mucho con la otra batalla que se podría rescatar de la carrera: la de Alonso reteniendo su Red Bull. "No se puede hacer nada, aunque hagas lo máximo posible para intentar algo, y estoy hablando incluso de las zonas de DRS", aseguraba Verstappen.
El problema son los coches
"Un Gran Premio aburridísimo, yo habría pagado el televisor", comentaba el piloto de Red Bull. Verstappen pasó la mayor parte de la carrera aplacado por coches más lentos que el suyo, debido a que quedó atrasado por el Haas de Kevin Magnussen tras la salida. Primero tuvo que acomodarse detrás del Renault de Nico Hulkenberg, a quien le costó mucho adelantar sin la ayuda de una estratégica parada en boxes y la intervención del safety car. Verstappen acabó, tras adelantar al Renault, intentando sobrepasar durante 27 vueltas el McLaren de Fernando Alonso.
El compañero de equipo de Verstappen, Daniel Ricciardo, que corría en casa, sí consiguió realizar un adelantamiento clave y espectacular al inicio del Gran Premio, qyue le ayudó a escapar del lento ritmo de sus rivales, y situarse detrás de la cabeza de carrera. Sin embargo, Verstappen comentaba que también el Haas de Romain Grosjean ralentizó la potencia de su compañero así como el Ferrari de Kimi Raikkonen que corría en cuarto lugar entonces. El problema estuvo, para el joven, en un tramo de tiepo muy breve, en que sucedieron cosas que dejaron a la pareja fuera de cualquier posibilidad, contando también con el resbalón del propio Verstappen.
"Haas corría un segundo más lento que los Ferrari. Siplemente tuvieron suerte de salir por delante de nosotros. Además de que en Australia no puedes adelantar. Mira a Vettel y Hamilton, y la misma historia con Alonso. Eran muy lentos en comparación con sus perseguidores. No se les podía adelantar. Uno lo intenta, pero simplemente, no importa cuánto te esfuerces. Aun siendo un segundo y medio más rápido, todavía es imposible adelantar", decía Verstappen. A su parecer, no importa cuantas medidas de prevención 'ad hoc' realice la FIA, añadiendo zonas de DRS, ya que el problema tiene que ver con los coches "nunca ha habido problemas para adelantar hasta la llegada de este tipo de coches", añadía Verstappen.