En el retorno del G.P. de Europa celebrado por última vez en Brands Hatch a mediados de la temporada de 1985, la situación no parecía ser algo desconocido. Era el 11 de abril de 1993 y durante todo el fin de semana se vieron condiciones de inestabilidad climática, algo típico para la época en Gran Bretaña.
En tales condiciones las posibilidades de que Ayrton Senna pudiera triunfar se incrementaban significativamente, ya que en ese año el MP4/8 era el 3º monoposto, detrás del todopoderoso FW-15C y del B-193, recordando que si bien tanto la Benetton, como la McLaren contaban con motores V8 de parte de Ford, los italianos contaban con el step 7, mientras que los ingleses sólo con el nº 5, algo que Senna siempre reclamó a los americanos. Para esa competencia todos los competidores contaban con el novedoso sistema de Control de Tracción, salvo Michael Schumacher, lo que facilitó su abandono.