El mejor estratega de la parrilla perteneció a Ferrari hasta el año en el que Schumacher se retiró de la Fórmula 1, y en 2007 fue anunciado como el fichaje estrella de Honda F1 Racing. El equipo nipón estaba sumido en una profunda crisis de resultados en aquel momento y la llegada de Ross Brawn debía de enderezar la situación.
El desembarco del británico en Honda no tuvo el efecto que muchos esperaban y la escudería siguió siendo de las últimas en todos los circuitos, pero la decisión de Ross de abandonar el desarrollo del monoplaza de 2008 y centrarse sólo en el de 2009 fue tan acertada que ahora, con su propio equipo rescatado de las cenizas del gigante japonés, Brawn ya piensa en ganar el Mundial.