Este pasado fin de semana, Nick Heidfeld disfrutó como un niño subido a una Superbike en el circuito de Nürburgring (donde compitió hace dos semanas) en una jornada dedicada al público, en la que intercambió su monoplaza del año pasado de BMW Sauber con la estrella del WDB, Troy Corser.
Corser le sacaba el máximo partido a los 700 caballos del F1.08, mientras que Nick pilotaba una moto de 200 caballos de potencia y disfrutaba como nunca: "¡Fue una experiencia sensacional, gracias a todos! ¡Lo pasé estupendamente esta mañana con la moto de carreras y conseguí mis primeros arañazos en la rodilla en carrera! Fue inevitable. Por supuesto, también quise tocar el suelo al trazar las curvas con la moto de carreras... Esperaba que hubiera una gran diferencia entre la Superbike y la versión de producción, un poco como los coches de carretera y los de competición, pero al final me sorprendió."