A principios de la temporada 2009, el proveedor oficial de neumáticos de la Fórmula 1, Bridgestone, reconoció que había cometido un error con los neumáticos que había preparado para todo el año, pero que lo solucionarían en 2010.
El problema era que no habían tenido en cuenta que, con el cambio de la normativa aerodinámica, los monoplazas agarrarían mucho más en la parte delantera que en la trasera llevando las mismas ruedas en los dos ejes. Para arreglar esto, el próximo año las gomas delanteras serán sensiblemente más estrechas que las traseras.
Pero además, la prohibición de repostajes hará que en el Mundial de 2010 los monoplazas desgasten mucho sus neumáticos traseros durante las primeras vueltas al trazado correspondiente, al ir muy cargados de combustible.