El optimismo en la sede de Toro Rosso en Faenza comienza a aflorar después de que la plantilla se haya triplicado para asumir el reto de construir por primera vez su propio monoplaza desde la temporada 2006, cuando el equipo todavía era Minardi.
Los 257 trabajadores de la fábrica están haciendo un buen trabajo, ya que el chasis está obteniendo buenos resultados en los pruebas de coche de la FIA y podría recibir la completa homologación en breve. "Vamos bien de tiempo, ¡y ya hemos destruido dos millones de euros!", bromea el director técnico, Giorgio Ascanelli.