Cuatro meses lleva Jean Todt ejerciendo como presidente de la FIA, en los que ha contestado a sus numerosos críticos con buenas y rápidas decisiones menores, como proteger la presencia de circuitos míticos en el calendario, tratar de clarificar el reglamento y poner fecha de caducidad a su gestión.
En definitiva y lejos de continuar en la línea de su infame predecesor, Todt ha tratado de solucionar el desaguisado que dejó Max Mosley en la Federación e incluso, se ha atrevido a dar un paso más, marcando su territorio en otros terrenos como la presencia de Indonesia en el Mundial o a lo que vamos, la situación de los nuevos equipos.