Si algo ha quedado claro en la polémica que ha sacudido la Fórmula Uno en las últimas semanas es que el respeto que Red Bull impone entre los equipos grandes es enorme y que su continuada presencia en los puestos de privilegio incomoda a McLaren y Ferrari.
La eterna bicefalia entre Woking y Maranello se resquebraja, como demuestran los comentarios del equipo McLaren sobre la legalidad del RB6. Al contrario de lo que hizo Ross Brawn solicitando una aclaración sobre el sistema, Whitmarsh se limitó a filtrar el asunto entre la sumisa prensa británica tratando de manchar la imagen de sus rivales de Milton Keynes.