Coger el tren el sábado para ir a Montmeló es muy diferente de hacerlo el viernes; a primera hora de la mañana no hay casi público en los andenes de las diferentes estaciones que pasamos, y cuando llegas a Barcelona-Sants el vagón se llena de aficionados a la F1, con sus gorras, camisetas y banderas. ¡Hoy ya sí se nota que hay GP a la vista!
El aspecto del Circuito también es magnífico; si el viernes podías andar con libertad por cualquier graderío, hoy es difícil encontrar un hueco para caminar tranquilamente; las gradas están casi por la mitad, pero las pelousses están llenas, completamente llenas. Me siento en mi localidad, en la grada A, justo enfrente de las curvas 1 y 2; magnífica visión del final de la recta de meta. Y también de algunos aspectos que quizás no se perciban por TV.