Van siete carreras del campeonato y la impresión general es que Red Bull debe ganar el campeonato. Su ritmo en calificación no tiene parangón y sus rivales no son capaces de mantenerse a su nivel en diferentes trazados: en circuitos revirados, el rival es Ferrari y donde predominen las curvas rápidas, la lucha estará con McLaren.
La única forma de que Red Bull pierda el Mundial se deberá a circunstancias anómalas y lo ocurrido en Turquía, el ridículo y bochornoso incidente entre sus dos pilotos cuando lideraban la carrera, puede ser el inicio de la historia de "como Red Bull perdió el Mundial que tenía ganado".