Porsche y Red Bull parecían estar entendiéndose de cara a unir fuerzas en un futuro, sin embargo, todo se truncó de un momento a otro. Y es que al parecer, todo fue cuestión de egos dentro de la futura relación de socios, Porsche quería ser parte del nuevo vínculo como un igual. Pero Red Bull no quiso perder su poder y su posición, prefería quedarse como la parte superior de la nueva pareja y eso truncó el acuerdo que habían establecido previamente. El apretón de manos quedó en nada y lo que se prometían no pasó a mayores.
Red Bull no comparte su trono
"Las conversaciones fueron muy bien, se acordó una participación en el equipo con un apretón de manos, pero no se materializó en el último momento. Queríamos ser un socio igualitario. Todos tienen que decidir por sí mismos si quieren vender acciones, eso está bien para nosotros. Nos comportamos de manera justa. Veremos qué sucede en el futuro y qué será atractivo. Tenemos un gran programa en los deportes de motor por delante que estamos deseando".