El 2022 fue un año de altos y bajos para Carlos Sainz. El madrileño no comenzó con buen pie la temporada, siendo ampliamente superado por su compañero de garaje y con pocas opciones de luchar por victorias y plantarle cara a Max Verstappen. Pese a ello, la situación fue solventándose hasta encontrar un punto óptimo en su rendimiento que sí le permitió acercarse más a esa versión que pretende dar junto a los de Maranello. Ahora llega 2023 y, con él, un nuevo reto. El español es consciente de que hay muchas miradas puestas en él, y es que con tantas especulaciones sobre un piloto número uno y número dos dentro de la escudería, no le queda otra que destacar desde el primer Gran Premio para marcar territorio y postularse como contendiente al título. Veremos si lo consigue.
Es cuestión de trabajo y más trabajo
"Había una tendencia de hablar sobre si el coche estaba a mi gusto o no, pero no es cierto. Un coche de Fórmula 1 no va hacia mi lado o hacia el lado del otro piloto, sino que evoluciona para ser más rápido. Mi trabajo como piloto es dar pistas sobre los puntos débiles del monoplaza, y doy ese feedback al igual que Charles. El equipo lo toma y compara los datos, saca sus conclusiones y esperan que el coche sea más rápido. Siempre soy optimista y espero que vaya más rápido. Durante el último año pasé por momentos difíciles. Teníamos un coche que requería un estilo de conducción muy específico, me ajusté y lo logré; un poco tarde para mi gusto, pero lo logré. Sentí que estaba muy cerca del límite del coche y estaba conduciendo a un nivel muy alto, por lo que confío en que puedo continuar donde lo dejé y dar un paso adelante en la dirección correcta", apunta en declaraciones recogidas por Motorsport-Total.com.