Pilotar en un equipo tan exigente como Red Bull no es tarea fácil, y menos aún lo es con Max Verstappen como compañero de garaje. Y si no que se lo digan a Alexander Albon. El número '23' ya sufrió el año pasado el talento desbordante del neerlandés, que le arrolló sin miramientos, algo normal teniendo en cuenta que era su primera toma de contacto con los de Milton Keynes, sin embargo, esta temporada el nivel de exigencia respecto a su rendimiento es más grande, por lo que no hay tanto margen para el error, y lo cierto es que por ahora el británico-tailandés no está cumpliendo con las expectativas. Después de seis Grandes Premios disputados, solo ha sumado 40 puntos, es decir, 55 menos que su compañero, quien le ha batido además en todas las sesiones de Clasificación disputadas hasta la fecha y se muestra en torno a medio segundo más rápido por vuelta. Unos números que comienzan a situar en el epicentro de las críticas a Albon. No obstante, su jefe de escudería, Christian Horner, confía plenamente en él y destaca su velocidad pura, de la cual aún no ha hecho grandes galas a los mandos del RB16. De igual modo, cree que también es labor de Red Bull brindarle mejoras en el monoplaza que le ayuden a encontrar un mayor rendimiento y, por ende, a ganar más confianza a los mandos de un coche que en estos momentos es el segundo más rápido de la parrilla.
"Nos encontramos mirando las características en el simulador, el estilo de pilotaje de nuestros dos hombres y preguntándonos por qué Max es capaz de exprimir más potencial del monoplaza. Hemos reforzado la ingeniería en su lado del garaje y confiamos mucho en Alex. Como ya dejó patente en Silverstone, tiene la habilidad de ser un piloto muy rápido, aun así, no todo tiene sentido para él en este momento, por lo que debemos intentar ayudarle a atravesar esta complicada situación. El coche es difícil de pilotar a día de hoy, pero con el tiempo y con más mejoras implementadas por nuestra parte, lograremos ayudarle", comenta en palabras recogidas por el portal web Motorsport.
Día de complicaciones
En Montmeló, Albon solo pudo cruzar la línea de meta en octava posición tras quedarse encerrado detrás de Sebastian Vettel, que supo mantenerle a rebufo de su alerón trasero pese a llevar muchas más vueltas de neumático. Y es que el número '23' vio cómo sus ruedas sufrían notoriamente cada vez que pasaba por boxes, lo que limitó sus posibilidades en carrera: "El problema en Montmeló fue que Alex no contaba con un buen equilibrio en el coche. Al rodar con aire sucio durante un tramo tan grande de la carrera, simplemente nos comimos los neumáticos. Fue algo muy frustrante para él", concluye.