El piloto australiano habló sobre su último triunfo en el pasado Gran Premio de China. Daniel Ricciardo afirma haberse sentido confundido al cruzar la línea de meta de Shangái, ya que no entraba en sus especulaciones alzarse con la victoria, pero la gran actuación de su equipo le propulsó hacia la primera posición. Sin lugar a dudas, una emocionante y apasionada carrera que el piloto de Red Bull no podrá olvidar fácilmente. Ricciardo ha realizado una pequeña comparación entre el trazado de Shangái y la pista de la siguiente cita del calendario, el circuito urbano que recorre las calles de Bakú.
El de Red Bull explica que la pista de Azerbaiyán les exige ir al límite, pero a diferencia de otras citas urbanas, esta ofrece mayor posibilidad de adelantamientos. Algo que el año pasado nos brindó una carrera con gran cantidad de acción en pista. Daniel Ricciardo destaca las zonas de frenado como la mayor dificultad de esta cita, encontrar el punto exacto, con la confianza necesaria y sin sobrepasar los límites, ya que es algo que llevar a los pilotos a acabar en el muro.
Todos caían como moscas
"Como circuito urbano debes amarlo, pero también debes respetarlo y entenderlo. Entiendo que, para ser rápido, tienes que ir al límite, pero alcanzar los límites puede ser peligroso. La semana pasada en Shanghái, el equipo tuvo una estrategia increíble e hizo grandes actuaciones en la carrera. No pensé que nos abriríamos paso hasta el primero. De ninguna manera, pero todos al frente caían como moscas, estaba haciendo algunos adelantamientos buenos y esa gran estrategia fue un impulso que me mantuvo en pie. Al cruzar la línea, estaba un poco confundido, pensando en cómo ganamos esa carrera, pero también extasiado. Fue una carrera loca, divertida y definitivamente inolvidable. Al igual que lo fue Bakú el año pasado".
"Bakú es diferente a otros circuitos urbanos, porque hay lugares donde se puede pasar. En realidad, son muchos los lugares donde se puede pasar, a diferencia de Mónaco y Singapur, donde no hay muchos lugares para adelantar realmente. Lo más complicado de Bakú es frenar. Hay tantos puntos de frenada donde tienes que comprometerte y tienes que frenar tan tarde como puedas, pero no hay margen para el error. Una vez que te has comprometido con ese punto de frenado, si has bloqueado una rueda, estás en el muro. Diría que la parte más difícil de Bakú es encontrar el límite al frenar y tener esa confianza".