Ayer tuvo lugar en Indianápolis la primera jornada de test colectivos de la 103 edición de la categoría, donde Fernando Alonso completó un total de 29 vueltas a los mandos de su McLaren número '66'. El español afrontaba con gran vehemencia este día de pruebas, pero la aparición de la lluvia y una avería eléctrica en su coche le impidieron completar el curso de actualización por el que deben atravesar todos los pilotos que no corren de manera habitual en IndyCar, por lo que el bicampeón de Fórmula 1 deberá esperar al próximo 14 de mayo, en los entrenamientos oficiales de Indianápolis, para rodar los kilómetros perdidos. Tras esta complicada jornada, Alonso admite que aún no puede hacer una lectura efectiva, ya que no pudieron completar todos los giros que tenían previstos y, por ende, es pronto para saber si el coche es o no lo suficientemente competitivo para luchar en la parte alta de la clasificación.
"Como equipo, el plan para ayer era ir ganando velocidad paso a paso y completar todas las comprobaciones. Con cada vuelta descubríamos cosas nuevas, aunque al final tuvimos muy poco tiempo en pista, por lo que es difícil decir si tenemos un coche competitivo. Lo que necesitamos ahora es más tiempo en pista, y estoy convencido de que vamos a recuperar esas vueltas en mayo", ha comentado en unas declaraciones concedidas al portal web Motorsport.
Segundo intento
Por otro lado, el asturiano se muestra entusiasmado de poder volver al territorio estadounidense, donde ya probó suerte en el año 2017. Igualmente, le resta importancia a los problemas surgidos durante el día de ayer, así como al poco rodaje, pues lo ve como algo lógico teniendo en cuenta que el chasis y el coche son completamente nuevos, por lo que el periodo de aprendizaje será algo más extenso: "¡Qué bien poder estar de vuelta y volver a sentir la magia de este sitio! Te sientes estupendo cada vez que llegas a Indianápolis. Aunque tuviéramos mala suerte ayer con la meteorología y algunos problemas con el coche, logramos dar algunas vueltas, y la verdad es que la adrenalina que descargas al pilotar aquí es única, de modo que estoy contento. Obviamente, perdimos un poco de tiempo al principio, pero más o menos nos lo esperábamos, ya que se trata de un chasis y un coche nuevos. Todo encajó la semana pasada, así que esperamos ir paso a paso. Primero, con tandas cortas, que es lo que hicimos. En el tiempo en pista que tengas puedes descubrir problemas con el coche, cosas que puedes mejorar; siempre hay aprendizaje para nosotros con un coche totalmente nuevo. Ahora necesitamos comprobar muchas cosas", ha señalado también para la agencia Reuters.
Entretanto, asevera que en esta ocasión el reto es mayor que hace dos años, pues por aquel entonces McLaren contó con el apoyo del equipo de IndyCar Andretti, mientras que ahora competirán con equipo propio y la ayuda de Carlin. Aun así, Alonso cuenta a su favor con la experiencia adquirida en su primera participación, la cual le permitirá avanzar más rápidamente en sus propósitos: "Esta vez todo es un poco un reto, sin duda, pues tenemos que hacerlo todo nosotros, y no solo la configuración, sino también coordinar las operaciones, la estrategia, la gestión de neumáticos y la comodidad en términos de precisión, de agarre... cosas básicas que ya estaban preparadas con Andretti. Ahorras mucho tiempo", expresa.
Situación diferente a la de 2017
"Básicamente, este es un reto mayor, ¡pero podríamos tener una recompensa mayor también! La filosofía por la que optará McLaren el próximo mes es algo diferente. Con Andretti, simplemente seguíamos lo que sabíamos que funcionaba. Por una parte, era más fácil, pero quizás ahora podamos descubrir cosas nuevas. De hecho, eso es lo que esperamos. Esta vez las 500 Millas de Indianápolis son diferentes para mí, ya que conozco la carrera y su duración y deberíamos estar más listos a nivel emocional. Ahora se trata de asegurarnos de que el coche es rápido. Tenemos dos semanas y mucho trabajo que hacer, pero confío en que nos estamos moviendo en la dirección correcta", ha comentado para concluir.