Esta vez sí, Hamilton logró su victoria número 91 en la Fórmula 1, igualando a quien hasta hoy ostentaba el récord de triunfos en solitario, Michael Schumacher. La clasificación ayer y la salida de hoy hacían presagiar un final de carrera parecido al de la carrera anterior, donde Bottas fue quien subió al escalón más alto del podio evitando el hito de su compañero. Nada más lejos de la realidad: un error del finlandés primero y un fallo mecánico del Mercedes después propiciaron que el escenario de Rusia no se repitiera, poniendo ambas circunstancias la victoria a Hamilton en bandeja de plata. Verstappen, que dio señales de que podía competir con Hamilton, no lo hizo finalmente y se tuvo que conformar con el segundo puesto. Ricciardo, tercero, sumó su primer podio con un Renault en una línea claramente ascendente en los últimos grandes premios y que no acababa entre los tres primeros desde 2011.
El gran resultado de la escudería francesa lo fue cosechando el piloto australiano desde el comienzo de la carrera. Aprovechándose de una mala salida del Red Bull de Albon, Ricciardo fue uno de los hombres que consiguió avanzar en la clasificación en la primera vuelta de la prueba. También lo hicieron Pérez y Norris, en detrimento de los dos puestos perdidos por Esteban Ocon. Lo más picante después de que se apagaran los semáforos sucedió sin embargo en el liderato, donde Hamilton parecía haber cogido mejor tracción en los primeros metros y por ende haber arrebatado el primer puesto a su compañero. Pero no, Bottas aguantó el envite y, tras prácticamente girar en la primera curva por fuera del trazado, logró encontrar su sitio y defender su posición.
Fue precisamente esa curva del circuito de Nurburgring la protagonista de una sucesión de acontecimientos en la primera mitad de la carrera. En ese giro, Bottas bloquéo ruedas en la vuelta 13 y Hamilton, que lo seguía de cerca, dijo gracias y pasó al piloto finlandés, que entró en boxes en esa misma vuelta para cambiar sus dañados neumáticos. Al poco, Bottas reportaba pérdida de potencia en su monoplaza y a Mercedes no le quedó otra que llamarlo al orden, dando por finalizada su estadía en el Gran Premio de Eifel. Antes, y en ese mencionado primer giro del trazado, Sebastian Vettel se fue fuera (otra vez) tras tener que maniobrar para no chocar con Giovinazzi. También tuvo que maniobrar Raikkönen, que desde hoy es el piloto que más carreras ha disputado en la historia de la competición (323). La diferencia con respecto a Vettel en lo que perder el control de su monoplaza se refiere, fue que el finlandés se llevó por delante a un Russell para el que ese incidente significó el final de su carrera.
Tras el abandono de Bottas, la pelea por la victoria quedaba entre Hamilton y Verstappen. El holandés dio señales de que podía conseguirlo, arrebatando momentáneamente la vuelta rápida al inglés e incluso recortándole tiempo en esas primeras vueltas en las que Bottas ya no aparecía en el casillero. Fue un espejismo. Tras esos instantes de esperanza en los que en el paddock de Red Bull vieron que podían luchar, Hamilton apretó los dientes y se escapó. Lo que no fue un espejismo tras el fuera de juego de Bottas fue la posibilidad real para Ricciardo y para Renault de volver a subir a un podio en la Fórmula 1.
Sucesión de problemas mecánicos en la zona media
Esa posiblidad se fue haciendo cada vez más latente cuando rivales directos del australiano como Ocon, Albon o Norris empezaron uno detrás de otro a sufrir problemas mecánicos. El primero tuvo un problema con los frenos. El segundo, tras haber sido otra vez conejillo de indias (paró en la vuelta 8) de Red Bull, también acabó en boxes antes de tiempo. Norris, más concretamente su motor, fue apagándose poco a poco hasta decir basta. El inglés venía quejándose por radio de una pérdida de potencia que le puso en desventaja con respecto a sus perseguidores. Le pasó Pérez primero y Sainz, inédito e invisible durante toda la carrera, después.
El fallo en la unidad de potencia del Mclaren de Norris hizo que dirección de carrera decidiera sacar a pasear al Coche de Seguridad, lo que le daba una emoción extra al final de la prueba. Nada cambió demasiado, no obstante. Ricciardo peleó para arrebatar la segunda posición a un Verstappen que nada pudo hacer contra Hamilton. Pérez, cuarto, también intentó ganar posiciones, igual que Sainz, quinto. Pero todos ellos acabaron exactamente en la misma posición en la que estaban después de que el Coche de Seguridad terminara sus funciones. Por detrás, Leclerc volvió a salvar la papeleta de Ferrari con un meritorio séptimo puesto (Vettel quedó vez fuera de los puntos) y Hulkenberg, invitado de lujo y que había salido último, logró aportar puntos a Racing Point con un octavo puesto. También sumaron Gasly (6º), Grosjean (9º) y Giovinazzi (10º).
Con el triunfo de Hamilton, con el abandono de Bottas y con solo seis grandes premios por disputarse, parece difícil imaginar un escenario en el que el Mundial de Pilotos no lo gane el inglés. La ventaja con respecto al finlandés es ya de 69 puntos. La diferencia con Verstappen, tercero en el mundial, es de 83. Así, hoy Hamilton no solo ha igualado el récord de victorias en la Fórmula 1 de Michael Schumacher, sino que ha dado también un golpe de efecto para igualar el récord de títulos (7) que de momento todavía ostenta el alemán. Nada, ni nadie, parece que vaya a ser capaz de evitarlo.