El joven piloto alemán ha tenido que asumir su nuevo rol de piloto paciente en la Fórmula 1, pero esto solo reafirma que quiere un volante. El día en Baréin se le hizo eterno en cada jornada del GP, Mick solo sentía las ganas de querer ponerse a los mandos de un monoplaza. Y, es que, el que es piloto, es piloto, las sensaciones no pueden dejarse colgadas en un armario como sí se puede hacer con un mono de carreras. Pero Mick se lo va a tomar con calma y a esperar si se presentan opciones para él la próxima temporada.
Volvió a los circuitos, pero para ver los toros desde la barrera
"Quiero decir, de alguna manera y en definitiva, se siente genial para mí porque venía de un coche que, obviamente, ha sido bastante difícil de conducir y salté a un simulador que es bastante preciso y bastante parecido a, diría, la realidad".
"Lo cierto es que ha sido bueno tener esa sensación de poder probar algunas cosas diferentes en el simulador. Por lo que dicen los pilotos, en realidad no está demasiado lejos. Estuve sentado en este taburete allí con mis manos y mis brazos y sentí que el día nunca iba a terminar porque solo quería subirme al coche. Pero también es otro factor que me demuestra a mí mismo que realmente quiero esto, y demuestra que no estoy de acuerdo con no estar en el coche.
"No sé lo que trae el futuro. Quiero decir, es difícil de decir. Me siento como en casa en Mercedes y, por lo tanto, definitivamente tengo que ver qué opciones tengo para la próxima temporada. Pero también, supongo, mucho de eso se mostrará a medida que pase el año".