Ser hijo de un campeón del mundo no debe ser una tarea sencilla, especialmente porque las odiosas y numerosas comparaciones siempre les acompañarán a lo largo de su trayectoria. Hasta ahora, el último caso había sido el de Nico y Keke Rosberg en la que el hijo había logrado conseguir el título como lo había hecho su padre décadas atrás. Con la llegada de Mick a la Fórmula 1, le toca cargar con la responsabilidad de ser el descendiente del histórico Michael Schumacher, el más grande de todos los pilotos de la historia en cuanto a hazañas hasta 2020. A diferencia de lo que muchos pensarían, el joven alemán nunca ha pensado que esto fuera una losa que soportar, sino todo lo contrario, lo considera un privilegio y una motivación ser quién es. Con este punto aclarado, la única presión que tiene es por él mismo, ya que todas sus acciones dependen de lo que haga en pista y fuera de la misma.
Por ese motivo, la presión que tiene no es por los pensamientos de la gente, sino que el origen nace de él mismo y es quien conduce el monoplaza. Una 'técnica' que le ayuda es hablar consigo mismo mientras está dentro del coche, lo que le ayuda a afrontar las dificultades y estar concentrado. Lo que cuenta el alemán es una curiosidad porque las técnicas que usan los pilotos una vez se suben al coche pocas veces se sabe y de esta forma puede encontrar soluciones por sí mismo, sin depender de la ayuda de su ingeniero.
Ser quien es no es una presión añadida
"¿Cómo lidio con todo esto? Básicamente, todo está en mis propias manos. Al final, la mayor parte de la presión que tengo proviene de mí mismo".
"Una vez, alguien me contó que hablar contigo mismo es de gran ayuda dentro del coche. La primera vez que lo escuché, pensé 'suena raro', pero realmente es muy útil. Si hablas contigo mismo, siempre serás capaz de encontrar la solución a diferentes problemas. Esto me ha ayudado también para estar totalmente concentrado", ha concluido el joven alemán en palabras para F1-Insider.