Si se llevara a cabo una lista con los pilotos más polémicos de la Fórmula 1, en ella aparecería, sin lugar a dudas, el nombre de Max Verstappen. La "agresividad" del piloto neerlandés sobre la pista le convierten en uno de los blancos más criticados durante los Grandes Premios, aunque al mismo tiempo también es uno de los hombres más valorados de la parrilla. Esta gran controversia hace que nunca pase desapercibido cuando se apagan los semáforos. Ahora ha sido uno de sus antiguos adversarios y campeón del mundo de la máxima categoría, Nico Rosberg, quien no ha dudado en dedicarle unas críticas palabras en su podcast al acusarle de ser un narcisista. Del mismo modo, también ha hecho referencia al nefasto comienzo de temporada que realizó el piloto de Red Bull en 2018, donde protagonizó varios accidentes realmente controvertidos, aseverando ante este hecho que cuando repites el mismo error una y otra vez, es normal dudar de tus propias capacidades, como le ha sucedido a Max en varias ocasiones.
"Si buscas la palabra narcisista en el diccionario, sale Max Verstappen. A pesar de ello, parece que le funciona de cualquier forma, ya que tiene mucho talento, y por ese motivo sigue siendo exitoso. Ser extremadamente narcisista puede ser un activo, y quizá la característica más potente que uno puede tener. ¿Cómo puedes no dudar de ti mismo cuando incluso cometiendo el mismo error seis veces, a la séptima vuelves a hacer lo mismo?", ha comentado el ex piloto alemán.
Cada vez más maduro
Por otro lado, el jefe de Mercedes, Toto Wolff, ha salido en defensa de Verstappen y ha señalado que quizás su pilotaje tan directo se deba a la presión extra a la que le somete su padre, el ex piloto Jos Verstappen. Igualmente, ha afirmado que cuanto más seguro se siente el número '33' a los mandos del monoplaza, más rápido madura, por lo que su progreso es cada vez más patente: "Hay una parte de la vida de Max que no vemos, como por ejemplo la relación con su padre. Creo que Jos le ofrece un feedback muy directo y parece que no se reserva nada. El comportamiento de Max hace que se muestre muy seguro de sí mismo dentro del monoplaza, y cuanto más grande se hace, más maduro es. Estoy convencido de que aprenderá a controlar su ira. Si recuerdas cómo éramos nosotros con 19 ó 20 años...", ha apuntado el austriaco para concluir.