La pasada campaña ha sido un año de aprendizaje para Lando Norris en Fórmula 1, por lo que tenía que aclimatarse a la exigencia de la categoría. Aunque su adaptación fuera rápida tras las primeras carreras y su competitividad aumentara, la falta de fiabilidad en su MCL34 en momentos clave le privó de buenos resultados, ya que abandonó o perdió posiciones. Lo que podía haber sido una temporada óptima como debutante, no pudo ser al final por factores ajenos a él. La carrera de Francia y la de Canadá fueron tristes para él, ya que no terminaron como esperaba; no obstante, la más frustrante fue la de Bélgica porque tuvo que abandonar a falta de una vuelta cuando estaba situado en quinta plaza.
Nada que hacer cuando falla el monoplaza
"Al principio no estaba tan molesto, pero luego vino Paul Ricard y Montreal. Empecé a frustrarme más porque estaba sucediendo con más regularidad. Aunque llegó el punto en el que me di cuenta que no podía hacer nada para cambiarlo, no fue nuestra culpa ya que estas cosas pasan. Esas fueron más fáciles de olvidar, pero la más frustrante fue la de Spa porque hubiera sido mi mejor resultado. Aun así, hay que seguir hacia adelante porque eran cosas que estaban fuera de mi control y necesito olvidarlo para afrontar bien el próximo año", finalizó el joven piloto británico para el portal Crash.net.