Nico Rosberg se despidió de la Fórmula 1 por la puerta grande tras convertirse en el único hombre capaz de batir a Lewis Hamilton en la era híbrida. Fue en 2016, cuando todos le habían afincado en la condición de piloto número dos dentro de Mercedes. Sin embargo, los comienzos del alemán en la máxima categoría del automovilismo no fueron tan afables. Rosberg compitió en las primeras cuatro temporadas bajo las órdenes de Williams, donde vivió una etapa realmente complicada. En 2006 recibió un trato muy severo por parte del director técnico de la escudería de Grove, Sam Michael, tras sufrir un accidente en el Gran Premio de Alemania: "En una ocasión, Sam Michael me llamó después de una carrera en Hockenheim y me dijo: 'Nico, fuiste completamente inútil durante este fin de semana. ¡Es difícil aceptar algo así!", ha expresado en palabras para el portal web alemán Auto Motor und Sport.
Dos años después, el por aquel entonces director de ingeniería de Wiliams, Patrick Head, le trató con gran brusquedad, rozando casi la humillación, nada más comenzar la campaña. Si bien en aquella prueba (Australia) progresó notablemente, Rosberg asegura que no fue por que la bronca le motivara: "Tuvo lugar en la Clasificación de Melbourne, entre la Q1 y la Q2. Patrick Head se me acercó, abrió mi visera del casco y me gritó: 'Nico, si continúas pilotando así, ¡te cargarás nuestro negocio!'. Y cosas de ese tipo. El monoplaza no iba bien en absoluto. Era mi tercer año en la Fórmula 1. Fueron completamente despiadados conmigo. No sentían nada por los seres humanos. Probablemente, estaban acostumbrados a tipos como Alan Jones o mi padre, Keke Rosberg. Después del discurso de Patrick, conseguí clasificar en séptima posición, pero no fue por él", continúa el germano.
Años muy complicados
Al ser preguntado por si uno acaba acostumbrándose a personas como Michael o Head, el alemán admite que debe transcurrir mucho tiempo para aceptar una dinámica así, y es que solo ahora, más de una década después de aquello, es capaz de rememorarlo con una sonrisa en la cara: "No, no te acostumbras tan fácilmente. Solo en estos momentos, cuando ha pasado mucho tiempo de aquello, puedo sonreír al respecto. Antes eran héroes para mí, héroes muy grandes. Ahora, cuando lo pienso, los veo como personas normales. Pero cuando llegué allí, me parecían gente fuera de lo común, sobre todo Sam Michael. Era un líder total; alguien que impone respeto", comenta a modo de conclusión.