Carlos Sainz llegaba a Renault con las ilusiones renovadas y el objetivo de ayudar a la escudería francesa a crecer y, por ende, a volver a pelear por cosas importantes. El madrileño sabía que no sería tarea fácil, pues su compañero de equipo, Nico Hülkenberg, contaba con más experiencia tanto en la categoría como en el propio equipo. A pesar de ello, el español mostró desde el primer momento una buena capacidad de adaptación y aprendizaje que le hicieron evolucionar y recuperar parte del terreno perdido con el piloto alemán.
Pero la mala fortuna y varios abandonos a lo largo de la temporada han hecho que la clasificación refleje una realidad muy diferente, pues tras doce Grandes Premios el madrileño ha sumado 22 puntos menos que Hülkenberg, una renta demasiado amplia si analizamos el desarrollo de los respectivos fines de semana. Así lo considera el propio Sainz, quien no duda en afirmar que, en ocasiones, los números no muestran el rendimiento real, ya que a principios de año lograba puntuar con asiduidad pese a no sentirse cómodo con el coche, mientras que en las últimas carreras, en las cuales había ganado mucha más confianza, no ha obtenido los resultados deseados.
Menos puntos de los esperados
"En esta temporada todo ha sido extraño, ya que a principios de año estaba consiguiendo muchos puntos sin estar 100% cómodo con el coche y trabajando muy duro para volver a sentirme cómodo. Barcelona fue un punto de inflexión, pues encontré esa estabilidad y esa confianza con el monoplaza, pero desde entonces me han pasado muchas cosas el día de la carrera y de repente los puntos han dejado de llegar, incluso aun estando muy seguro en el coche. Paul Ricard fue un buen ejemplo, donde sufrimos un fallo en el motor y tuvimos problemas al final. Hicimos un fin de semana perfecto, luego también una buena clasificación en Austria, en Hockenheim con el alerón delantero antiguo, pero siempre rodando en los puntos. Sin embargo, ciertas situaciones durante los domingos me han hecho perder muchos puntos, de modo que algunas veces el Campeonato no refleja la realidad completa de todo un año", comentaba el español a los medios antes del parón vacacional.
Por otro lado, el español, que por ahora no cuenta con un asiento de cara a 2019 (recordemos que hace unos días se hizo oficial el fichaje de Ricciardo por Renault), también ha hecho referencia a una de las grandes debilidades del equipo de Enstone, la degradación de los neumáticos. Desde su punto de vista, Austria supuso un cambio de rumbo para la escudería en ese aspecto, pues desde entonces afrontan la situación de una manera diferente: "El Gran Premio de Austria fue un punto de inflexión y una llamada de atención en la forma en la que el equipo gestionaba los neumáticos", explicaba.
"Desde entonces hemos sido mucho más prudentes y realistas en cuanto a que somos conscientes de que tenemos un problema con el desgaste de los neumáticos ya desde el viernes y nos preparamos para hacerlo mejor el domingo. Por lo tanto, estamos trabajando mucho en ello, de modo que algunas carreras serán mejores y otras irán peor, aunque al menos sabemos por qué tenemos un problema y cómo afrontarlo. Todavía creo que tenemos que gestionarlos mejor que nuestros rivales directos, pero creo que ahora los entendemos y vamos aprendiendo de ellos", concluía el todavía piloto de Renault.