LA CRUCIFIXIÓN DEL TETRACAMPEÓN

OPINIÓN: Vettel vuelve a ser el centro de las críticas, pronto se ha olvidado su trabajo para el equipo

El alemán de Ferrari vuelve a acaparar las críticas y los titulares hirientes de algunos de los medios de comunicación.

Eider Huertes 9 de Septiembre 2019 18:45

Cuando una persona cae o comete un error es fácil ver a alguien que estaba esperando agazapado a que eso pasara para dejar su aportación. Parece ya una costumbre ver comentarios en contra de algunos pilotos cuando cometen algún error, lo curioso es que solo se vean con ciertos nombres. Y es que no es cuestión de salir en defensa o tapar errores, si los hay se aceptan y se sigue. Pero poner el blanco fácil en una persona no es parte de amar un deporte, o de sentirse aficionado, sino más bien de ser un fanático de alguien en concreto que espera el fallo de alguien que no es de su agrado. Y sí, hablo de personas porque lo son, aunque en ocasiones podamos vestirles de héroes, de referentes, son personas que se juegan la vida por conseguir su sueño.

Ser campeón del mundo de Fórmula 1 es un sueño de muchos, pero al alcance de muy pocos. Es un camino que, como todos, puede tener baches. Cada uno puede elegir entre perseguir su propio sueño o ser espectador de los sueños de otros. Pero si algo está claro, es que nadie será recordado por arrojar incesantes críticas a los que lo intentan. Aunque la seguridad mejore y casi no lo parezca, cada vez que los pilotos se suben al coche ponen en peligro su vida, pero solo algunos se acuerdan de esta parte cuando suena el golpe y detrás no queda más que silencio.

Es más fácil hablar por errores que felicitar por aciertos

Es muy sencillo atizar a un deportista cuando no está en su mejor momento, o cuando no rinde al nivel que se espera de él. Pero, parémonos a pensar una cosa. ¿Cuántos de los que dan por terminado a Sebastian Vettel lograron cuatro títulos mundiales de pilotos y constructores? ¿Cuántos llegaron a Ferrari por méritos propios? Y es que es muy sencillo entrar a valorar sin de verdad conocer los motivos internos y personales. Es sencillo desprestigiar a alguien cuando falla, haciéndolo desde la tranquilidad de casa, de las redes sociales, de la redacción de prensa de algún medio, desde las retransmisiones de alguna cadena televisiva y un largo etcétera.

Probablemente todos podamos poner cara a muchos de estos expertos, o ingenieros de sofá como últimamente se les viene llamando, pero vuelvo a lanzar otra pregunta. ¿Cuántos de estos tuvieron el valor y la posibilidad de subirse a un F1? Tengo la sensación de que no hace falta responder... y es que de vez en cuando podría venir bien pararse a pensar que si llegan ciertas críticas hacia alguien porque se piensa que no está al nivel que debería, es porque antes sí lo estuvo. ¿Entonces? ¿Por qué desprestigiar a alguien que ya demostró su capacidad?

Ley de vida, no decisión popular

Es innegable que nuevos pilotos aparecen para suceder a otros, pasa en todos los deportes y en la vida en general. Pero hablar de cambio generacional por la situación de los pilotos en Ferrari parece más propio de buscar hacer daño. Nadie puede negar que Charles Leclerc sea un gran talento y que, más que probablemente, deba tener la oportunidad de cumplir su sueño con Ferrari. Sin embargo, no es necesario pisar a nadie. En parte, porque algunos olvidan ciertos detalles, como la ayuda de Vettel aguantando a Lewis Hamilton en Spa. Un tiempo que el británico perdió y sirvió para que no llegara a Leclerc con tiempo de superarle. Durante el pasado sábado trabajó en equipo durante la clasificación, situaciones que, con datos en la mano, se traducen en una victoria y una pole para los hombres de rojo. A juicio de cada uno queda si alguien así, en un equipo de primer nivel, debería apartarse de la competición.

Necesidad de buscar culpable

Es claro, los errores están ahí, pero sorprende esta tendencia de dar por acabado a un piloto en lugar de ansiar su mejora. Porque si el alemán estuviera cómodo con el coche, cosa que no sucede y lo ha comentado en varias ocasiones, podríamos disfrutar de una batalla por el título mundial carrera a carrera entre grandes pilotos. Campeones como Hamilton y Vettel, pero también como "futuras promesas" como Max Verstappen o Charles Leclerc, futuras promesas porque tienen mucho camino por delante, pero su valía ya la han demostrado. ¿Entonces? ¿Por qué esa tendencia a que si alguien triunfa otro tenga que desaparecer? Muchos pilotos tuvieron la oportunidad de ser el único gallo del corral en el equipo a lo largo de la historia de la Fórmula 1. Pero Ferrari decidió apostar por sentar a dos grandes en sus monoplazas, eso no implica tener que eliminar a uno, no está escrito en ninguna parte. Puede funcionar o no, pero otra piedra importante en todo esto sería que el coche estuviera a la altura de pelear por carreras a lo largo de todo el campeonato y no en ocasiones puntuales. Y, lamentablemente, no ha sido así, el Mercedes se ha mostrado superior en numerosas ocasiones.

El centro de la diana puede ser para más de uno

Analizando fallos, los de Maranello también han cometido unos cuantos errores, pero no reciben la misma dureza que el piloto alemán, tampoco en Italia. ¿Es necesario colocar a uno como señalado y así tapar otras cuestiones? Porque hablan de que Ferrari puede haber encontrado un nuevo capitán, pero sin un coche a la altura Ferrari se quedará sin título otro año más y ya va más de una década. Se desprende más bien un encadenamiento de errores que no tienen una única cara, ya que en todo este tiempo varios pilotos han pasado por la Scuderia y varios monoplazas han intentado, sin éxito, ser el mejor de la parrilla. Cuando cierra la temporada y el título acaba en manos de otro, de nada vale ya aquella victoria en tal pista, o aquel error en tal curva, las luces se apagan con el triunfo de tus rivales. De nada valen las críticas ya, porque solo sigue sonando un triste himno de "derrotados una vez más". Sin un arma para luchar hasta el mejor de los guerreros sería vencido, algo que hemos visto en muchas ocasiones y en diferentes equipos.

Cuestión de preferencias

El pasado de un deporte está para admirarlo y recordarlo, para crear una historia, superarse, para marcar un camino por el que seguir. El presente para disfrutarlo en cada fin de semana, para celebrar triunfos y deleitarse con auténticos recitales de pilotajes con los que nos hacen quedarnos pegados a la pantalla. El futuro para seguir ese deporte por donde quiera que vaya, para animar a los valientes que se bajan la visera y hacen de los domingos el mejor día de la semana. Porque aquí muchos sabemos que un domingo sin F1 no es lo mismo, que el parón de verano se hace largo y el invierno interminable. Pero cuando el semáforo se apaga todos vibramos por igual. Habrá quien prefiera animar a un solo piloto o emocionarse por los triunfos de cualquiera de los pilotos de la parrilla. Quien sueñe con ver campeón a un piloto de máximo nivel y otros con llegar a ver a otro subirse al podio.

Lo que algunos no podremos llegar a entender será la crítica y el ataque a otros pilotos por el simple hecho de ser rivales. O de haber visto a tu ídolo derrotado por este otro, sin asumir que cuando uno gana otro debe perder, es parte del juego. Cuando tu ídolo ganó, el ídolo de otro fue destronado y eso no le hace ser menos por ello. Es inevitable y son cosas que pasan, pero no es amar la F1 esperar el error para desenfundar el látigo de la crítica. Todos cometen errores en alguna ocasión, pilotos y equipos. No por ello hay que ofrecer a nadie la jubilación, son humanos y ahí reside parte del encanto. Si las carreras y los títulos se decidieran como si de máquinas se tratara no habría ninguna emoción.

Criticar es gratis, pero también puede ser dañino

La cuestión es que parece ser que detrás de cada acción llegará una ola de aportaciones innecesarias, que en ocasiones hace querer desconectar de los medios o de las redes sociales, porque ya sabes qué vas a escuchar o qué vas a leer. Los expertos se han multiplicado y diferentes opiniones salen a la luz de forma crítica, si comete un error, si se retira antes de tiempo para no ser derrotado, si no arriesga lo que alguien considera necesario, si necesita ayuda de psicólogos deportivos, un sinfín de cuestiones para las que solo el protagonista tiene respuesta. Pero sin saberla o preguntarse por ella, muchos... llamémoslos aficionados o grandes periodistas se atreven a alzar la voz a la par que profundizan en ciertas grutas donde ni ven luz, ni tampoco la quieren, pero que con mucha palabrería y comentarios jocosos se forjan ejércitos que siguen sus palabras al pie de la letra.

Será que la polémica vende, la necesidad de satisfacer el ego aumentando ventas o visitas, el daño de ciertos clics que guardan más trasfondo del que se cree. Como el afán por ser mencionado, cualquier motivo sirve para justificar cataratas de críticas hacia alguien que solo busca cumplir un sueño, sin meterse con nadie. ¿Alguien disfrutó de una victoria sencilla? Porque cuando las carreras no son peleadas llueven las críticas de que es aburrido y los números de audiencias se desploman.

Cuanto mejor son los rivales mejor saben las victorias, por lo que no se puede entender el afán de tirar por tierra a alguien que se coronó en cuatro ocasiones y de forma consecutiva. Los pilotos comentan que tienen un plus de energía cuando corren en casa y se sienten arropados. ¿Por qué algunos de los aficionados o ciertos medios no arropan ahora a Sebastian Vettel? Guste o no, siempre tendrá más valor una parrilla con su nombre que sin él, porque es leyenda de este deporte y como tal merece ser valorado en momentos difíciles. Muchos dejarían de lado ciertas actitudes si se tuvieran que ver en la piel del alemán en estos momentos.

De ser así lo habitual, por ejemplo, en la prensa española no todos los pilotos se vieron tan atacados de esta manera cuando un rival más joven les puso las cosas difíciles, o cuando no lograron ganar alguna carrera en la temporada. Sin ir más lejos, podemos hablar de Fernando Alonso, no recuerdo ningún titular jubilando al asturiano cuando en 2007 estuvo contra las cuerdas. O en 2014, cuando no logró ninguna pole, ni ninguna victoria en Ferrari. Y para nada es por desmerecer al piloto español, solo por buscar un poco de cordura en todo este asunto de hablar dando más importancia a ciertas cuestiones y no dando prioridad a la objetividad.

No es cuestión de nombres, ni de equipos, ni de banderas o patrias, es de dar el reconocimiento que merece cada uno. Y no de aprovechar el momento para dejar correr ciertos ríos de odio y rencor enquistado con el paso de los años. Disfrutemos del deporte, de la Fórmula 1, de cada equipo, de cada piloto, porque nada dura para siempre y como en su momento dijo el mismo Sebastian Vettel hace unos años, no sabemos cuándo volverá a repetirse.

En esta noticia

Sebastian Vettel

FerrariItalia